Punta Delmás - 13 de Agosto 2011 – Grupo Pegaso

 

El día anterior, 12 de Agosto, fuimos llegando poco a poco hasta el albergue de El Run, donde pernoctaríamos hasta el día siguiente, en el que, el grupo mayoritario, cogeríamos el autobús que nos llevaría a… algún punto del macizo de los Malditos.

Mientras avanzó la semana, las previsiones del tiempo fueron pronosticando tormentas para las fechas de la actividad, por lo que cuando llegamos a la zona, lo primero que hicimos es informarnos in-situ.

La idea inicial, era subir a la Punta Delmás accediendo desde la cabaña de Pescadores, por el valle de Coronas, pasando por el collado de Cregueña, y bordeando el Ibon para encarar la Punta Delmás, a través del collado Cordier.

Como nos dijeron en el albergue, para el mediodía se esperaban tormentas, así que la salida se hacía larga para terminarla sin empaparnos, aparte de la paliza que suponía. Eso último si que nos lo podíamos imaginar.

Por tanto, allí mismo, en el albergue, se decidió in-extremis, que los que íbamos a la Punta Delmás, accediéramos a ella desde el refugio de la Renclusa, camino más corto, ya que el autobús nos subiría hasta la Besurta, y más descansado.

En total, nos levantamos catorce compañeros a las 6:00 para desayunar. A las 7:15 debíamos coger en Benasque, el autobús que nos llevaría a la Besurta. En la parada nos juntamos con otros dos compañeros que habían hecho noche por sus propios medios. Ya éramos dieciséis para este camino.

El autobús salió finalmente a las 7:30 hacia la Besurta. Una vez llegamos a ella, comenzamos el camino de ascenso hacia el refugio de La Renclusa.

En la Renclusa, aprovechamos a presentarnos, ya que teníamos que alojarnos después, y a coger unas taquillas para dejar material. Así acometeríamos la subida a la Punta más ligeros. Serían las 9:00 cuando comenzamos desde el refugio. El tiempo era bueno.

Encaramos el camino que sale del refugio de la Renclusa hacia el collado del Alba, camino perfectamente hitado.

Mientras subíamos, uno de los compañeros comenta que trae la reseña del ataque a la Punta Delmás, por su cara Oeste, accediendo a la cumbre por cresterío. Esto nos evitaría subir al collado del Alba para acceder por el Pico Mir, como apuntaba la reseña que llevábamos.

El camino, bien hitado, acercándonos hacia el Collado del Alba, se hace cada vez más abrupto, atravesando en su último tramo, una zona de grandes bloques. Una vez que nos encontramos el la base Oeste de la Punta Delmás, con el Collado del Alba enfrente nuestro, localizamos la brecha por la que debíamos subir. Una brecha sencilla, abierta y sin ninguna dificultad, que se encuentra bajo la cumbre, en la cara oeste.

Cuando estábamos a punto de comenzar la subida, un par de montañeros que procedían del Collado del Alba, nos piden ayuda, ya que al salir de un nevero entre los grandes bloques, voltea uno de ellos, produciéndole un corte en el gemelo, casi a la altura del tobillo.

Mientras el grueso del grupo espera en la entrada a la brecha, dos de nosotros, botiquín en mano, procedemos a curar al accidentado.

Se le hace una valoración y procedemos a su cura, pero tras realizarla, vemos que es imposible que pueda bajar con el compañero hasta el refugio. Por tanto, optamos por llamar al teléfono de emergencias, para que sea un helicóptero el que le traslade.

No sin problemas, tras que uno de los compañeros sube por la brecha a una zona más alta, conseguimos tener cobertura para llamar al servicio de emergencias. En medio hora estarían por allí. Por lo que nos cuentan desde emergencias, el día está siendo especialmente movido.

Mientras esperamos, señalizamos la zona para que el helicóptero encuentre el lugar exacto y al piloto le sea fácil identificar el viento en la zona (http://www.sendasyrutas.com/guia-primeros-auxilios/peticion-rescate-montana.html).

El resto del grupo, espera en las inmediaciones protegido o en la primera parte de la brecha, a la espera del resto.

Pasada esa media hora, apareció el helicóptero de la guardia civil, que en poco tiempo recogió al accidentado y se lo llevó. El compañero del accidentado, realizó el descenso con cuatro de los integrantes de nuestro grupo, que finalmente no iban a hacer la cumbre.

Había pasado más de una hora desde la llegada a la base Oeste de la Punta Delmás. Serían cerca de las 12:30

Después de tan gratificante y emocionante hecho, alguno de nosotros teníamos aún ganas de culminar el día. Las condiciones meteorológicas, durante todo este tiempo, habían ido empeorando, y ahora teníamos el cielo gris para negro y con las nubes bajas asomando por el Collado del Alba. Teníamos que darnos prisa si queríamos hacer cumbre por la arista. Sabíamos que había poca distancia.

Cuando prácticamente comenzábamos la cresta, tras subir la brecha y encarar la cima, los truenos nos disuaden. No era el día.

Tras deshacer la cresta con mucho cuidado, comenzamos el descenso al refugio, por el mismo camino por el que habíamos llegado, con algo de llovizna y con ganas de hacer la Punta Delmás, después de que algunos la tuvimos bien cerca.

Llegamos al refugio justo para que no nos pillase la tromba de agua que cayó a continuación. Serían las 15:00, y pensamos en los compañeros que habían salido de madrugada hacia la cresta de Llosás y en otros dos compañeros que fueron a hacer el Aneto por Coronas.

Tras una rica cena y una merecida ducha, por fin llegaron el resto de los expedicionarios, y todos nos pusimos al tanto de lo que había acontecido en cada grupo.

Camino al Collado del Alba

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Vista de la Tuca Blanca de Paterna

 

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El Rescate.

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Cresta Llosas - 13 de Agosto 2011 – Grupo Pegaso

Un grupo de siete personas nos levantamos a las 4:30 para desayunar rápidamente y trasladarnos hasta Benasque en nuestros coches, donde por los pelos tomamos el autobús en sentido Senarta-Vallibierna de las 5:00 que nos deja en la Cabaña de Pescadores alrededor de las 6:00.

Tras un último repaso a nuestras mochilas, nos ponemos en marcha a eso de las 6:15 en dirección al Ibón Inferior de Coronas, primero por la pista y después desviándonos hacia la izquierda por un sendero algo escarpado que hace que entremos en calor rápidamente. Empieza a clarear y el frontal deja de ser necesario. Dos de los compañeros toman otro camino aún más a la izquierda que recorre el valle de Coronas, pues han planeado otra ruta para hoy.

Los cinco participantes restantes llegamos al Ibón Inferior de Coronas sobre las 7:45 y comprobamos que llevamos casi media hora de adelanto sobre nuestras previsiones. Ello nos hace enfrentar con energía renovada la última pendiente por la senda hitada que nos lleva hasta la Brecha Inferior de Llosás, donde comienza en sí el recorrido por la cresta.

Frente a nosotros la punta Argarot nos reta. Tras sopesar los posibles caminos, decidimos afrontar la primera subida por la izquierda, que parece tener hitos. Seguimos los hitos hasta perderlos y desde ese momento continuamos subiendo por donde lo vemos posible en dirección a la cima. Zonas de piedra suelta y pequeñas trepadas no muy complicadas hacen la subida entretenida.

Por fin llegamos a la cima, hecho que arranca un grito de satisfacción por parte de uno de los participantes y amplias sonrisas por parte del resto. Las vistas desde allí son impresionantes, con el Aneto al fondo y su horda de visitantes diaria recortándose sobre su cumbre.

El tiempo continúa siendo bueno, pero a lo lejos alguna nube negra nos hace recordar que la previsión meteorológica para la hora de comer es de tormentas.

El reto continúa. Una destrepada con cierta dificultad nos coloca en el collado que hay entre el Argarot y nuestro siguiente objetivo: Tchihatcheff.

También aquí atacamos por la izquierda primero descendiendo unos metros por un terreno de tierra bastante resbaladizo y luego trepando por donde vemos más asequible hasta llegar a una chimenea que salvamos para, en pocos metros, encontrarnos en la cima, donde, en medio de las estrecheces sigue habiendo sitio para otro grito de satisfacción, muchos comentarios y algunas fotos.

Las nubes continúan lejos, pero cada vez son más.

Vemos cintas y cordinos de otras “expediciones” que decidieron rapelar por la derecha, pero nos volvemos a inclinar por el camino de la izquierda. Nuestra elección es un rápel volado de unos cuarenta metros. Hemos traído dos cuerdas de grosores similares, una de setenta metros y otra de sesenta, ambas para trabajo en doble. Las atamos con un nudo de ocho doble (pues dado lo volado del rápel consideramos que es difícil que se enganche al recuperarla) y uno a uno, vamos descendiendo hasta el collado que hay entre nuestro recién conquistado pico y el Franqueville.

Desde aquí tenemos que seguir descendiendo de nuevo por la izquierda para comenzar el ascenso del último pico, así que algunos de los participantes deciden aprovechar el resto de la cuerda para descender todo lo que puedan y otros decidimos bajar caminando. El pedrerío está bastante suelto, pero con cuidado se llega bien hasta la pedrera de la izquierda donde comenzamos de nuevo a trepar en dirección a la cima del Franqueville.

Los compañeros que hicieron el segundo rápel deben entretenerse recogiendo la cuerda y las nubes se nos van echando encima.

Son las 12:30. Hemos tardado cuatro horas y media en recorrer la cresta hasta el Franqueville y estamos muy satisfechos, pero los primeros truenos nos recuerdan que aún tenemos que llegar hasta la Brecha Superior para iniciar el descenso.

Decidimos darnos prisa, siempre dentro de la seguridad. Los truenos amenazan con desatar la tormenta en cualquier momento, así que, muy poco antes de llegar a la brecha aprovechamos una posibilidad de bajada hacia la vertiente del valle de Llosás. Son aproximadamente las 13:45 cuando, una vez abandonada la cresta y con los truenos como música de fondo, comenzamos a bajar por el canchal de piedras hasta encontrar unos hitos que nos conducirán de nuevo a la Cabaña de Pescadores donde intentaremos llegar a tomar el autobús de las 16:00.

Sobre las 15:15 se cumplen las previsiones y comienza la lluvia y el granizo. Aunque conseguimos llegar a tiempo de tomar el autobús, nos encontramos con la sorpresa de que solo nos baja hasta la zona de camping de Senarta. Uno de los compañeros ha destrozado sus botas y necesita otras para el resto de los días, así que, junto con los conductores, baja en el coche de algún campista solidario hasta Benasque, mientras el resto esperamos pacientemente a que nos recojan una vez finalizadas las compras.

En los Llanos del Hospital dejamos el coche y tomamos el autobús que nos sube hasta la Besurta donde continúa lloviznando casi todo el trecho hasta el refugio de La Renclusa, donde merecidamente nos duchamos y tomamos una agradable cena salpicada por comentarios e impresiones sobre nuestra aventura de hoy.

En resumen: Como a las embarazadas, parece que se nos olvidan las dificultades una vez finalizamos alguna de nuestras hazañas y de pronto encontramos que “…bueno, tiene un pasito, pero nada… se hace bien…”. Y efectivamente, se pasa bien, pero no hay duda de que no debe uno intentar esta ruta alegremente. Es necesario estudiar previamente el recorrido, ir bien equipado y tener serenidad y bastante experiencia en montaña para evitar posibles sustos. Por lo demás, una cresta algo técnica, muy bonita y disfrutable al cien por cien.

  

Chimenea junto a la cima Tchihatcheff                                        Rapel “ampliado” desde cima Tchihatcheff

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Forca d’Estasen - 14 de Agosto 2011 – Grupo Pegaso

Salvo un reducido grupo de cuatro montañeros, el resto del grupo Pegaso íbamos a acercarnos a las inmediaciones de la cresta Salenques para ascender el Forca d’Estasen.

A las 6:30 de la mañana no levantamos todos, y tras un desayuno tranquilo y la preparación de las mochilas, a las 7:00 estábamos listos para iniciar la marcha.

Tomamos el camino que sale por detrás del refugio de La Renclusa, y que nos lleva, tras un moderado ascenso, al Collado de la Renclusa, para acceder de forma rápida a la explanada de Aigualluts.

Tras recorrer el marco incomparable de la planicie de Aigualluts, llegamos a un cañón que sale a la derecha, por el que baja el río de Barrancs. Camino hitado y sin problemas, que va pasando de una orilla del río a la otra de forma intermitente.

El camino hitado nos conduce finalmente hasta el Collado de Barrancs, desde donde podemos ver parte de la cresta Salenques, desde el Pico Salenques hasta el Margalida, y nuestro destino, la Forca d’Estasen, identificable a la derecha de nuestra posición, por ser una cumbre en forma de tenedor o de horca con dos puntas.

Bajamos del collado para adentrarnos en lo que fuera un circo, y empezamos a caminar por el enorme pedrerío que hemos de atravesar en dirección al Collado de Salenques, tomando una morrena que va ascendiendo y que nos dirige al Collado de Salenques. Terminada esta morrena, llegamos a una zona de vivacs bajo el corte del terreno que protege a la Forca Estasen, y que está rodeado de un nevero.

En este punto, ya hay cuatro componentes del equipo que deciden darse la vuelta. El cielo se está haciendo gris, y tras el chaparrón visto ayer, no quieren encontrarse en roca con semejante diluvio.

Atravesamos el nevero, y una vez que llegamos a piedra, intentamos el acceso por una canal que nos parecía accesible, pero que una vez metidos, con el terreno tan descompuesto vemos que no es sencillo. El camino bueno es por la izquierda en diagonal ascendente, hasta que llegamos a la cresta que separa el Collado de Salenques de la Forca d’Estasen, más o menos en su mitad. Toda esta zona es de grandes bloques.

Llegamos a atravesar por debajo de la Forca y encaramos la evidente brecha que la separa de la continuación de la cresta hacia el Margalida.

Aquí ya tenemos que ayudarnos de las manos para llegar a la brecha, y el dejar las mochilas al inicio de la brecha, es buena idea. Cuando llegamos al final de la brecha, giramos a la izquierda y tras una pequeña trepada de una canal, no muy complicada, llegamos a la cima de la Forca d'Estasen. Las vistas son espectaculares, y el espacio para todos, escaso. No hemos subido todos. Dos de nuestros compañeros no han acometido la última trepada por la brecha.

Una vez saboreada la cumbre, procedemos a destrepar por donde hemos accedido y mas o menos con cierta celeridad, comenzamos el descenso por el pedrerío, el nevero y después la morrena, apremiados por lo oscuro que se está tornando el cielo sobre nuestras cabezas.

Una vez en el fondo del circo, el grupo se desmembrana en dos. Unos queremos probar suerte por el Ibon de Barrancs, y otros no quieren terminar empapados y deciden ir por el camino que nos trajo hasta aquí, conocido y directo al refugio. Estos últimos, suben de nuevo al collado de Barrancs, bajan el cañón de Barrancs para acceder a Aigualluts y a través del collado de la Renclusa, llegan al Refugio.

El resto, seis locos, tomamos la orilla derecha del Ibon, y bloque arriba, bloque abajo, vamos sorteando obstáculos hasta colocarnos en el desagüe del Ibon, por donde transita el río Barrancs hacia Aigualluts. En este punto, volvemos a separarnos. Son las 17:00. Tres bajan por el cañón del río, y otros tres, subiendo a la loma que hay a la izquierda, y por la cuerda, más o menos complicándose la vida, hasta Aigualluts.

Por el camino, ya se ha puesto a llover, no muy fuerte, pero dejando la roca peligrosamente resbaladiza, lo que hace que el descenso hasta el Plan de Aigualluts nos lo tomemos con más cuidado.

Ya en el refugio, a eso de las 18:30, al que accedemos de nuevo, por el Collado de La Renclusa, nos juntamos todos los grupos. La sensación unánime, es que ha sido un gran día. Mas largo de lo que esperábamos, pero de un gran sabor.

 

Vista de la cresta Salenques al final de la morrena

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Ascenso por el tramo final hasta la canal

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Ascendiendo la brecha antes de la canal

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Trepada final

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Vista desde la cumbre

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Cresta de Coronas – 14 de Agosto 2011 – Grupo Pegaso

 

Nos levantamos con el resto de los compañeros a desayunar a las 6:30. Entre alimentarnos, preparar la mochila y conversaciones varias, salimos algo tarde, sobre las 7:15.

Comenzamos la subida junto a la variopinta multitud que pretende ascender al Aneto, y poco a poco vamos adelantando grupos hasta que llegamos al depósito de agua en la cercanía de los Portillones. Allí tenemos un breve despiste y comenzamos a subir hacia el pico Maladeta, aunque rápidamente nos percatamos del error y bajamos de nuevo hasta el Portillón, que atravesamos adentrándonos en el circo del Glaciar del Aneto. A lo largo de todo el camino podemos constatar la cantidad de personas sin conocimientos ni entrenamientos previos que se atreven con el pico más alto de Pirineos como primera experiencia en montaña. Nos cruzamos también con algunos imprudentes que ponen en peligro a los demás montañeros provocando desprendimientos de rocas que van a parar al camino.

Hay muy poca nieve, así que casi todo el ascenso lo hacemos en roca, pero por fin llegamos a la zona de hielo y podemos sacar el piolet y ponernos los crampones y avanzar un poco más cómodamente.

En poco tiempo llegamos al collado de Coronas. Sobre nosotros y la cresta que pretendemos recorrer, unas amenazadoras nubes. Acordamos llegar hasta la cercana Tuca de Coronas y una vez allí, en función de cómo evolucionen las condiciones meteorológicas, decidiremos si bajar o continuar.

El primer tramo es de roca muy suelta y tenemos que cuidarnos de no ir en la vertical del compañero que va por encima de nosotros para evitar posibles accidentes en caso de desprendimientos. En seguida llegamos a la zona de la cresta, donde las rocas están más enteras y las trepadas son cómodas.

Casi sin darnos cuenta pasamos por la Tuca de Coronas y continuamos hasta el Pico de Coronas. Las nubes se las ha llevado el aire y tenemos vistas espectaculares del valle de Coronas por un lado y el glaciar del Aneto por el otro. El tiempo está algo inestable, pero no llueve, así que decidimos continuar hacia adelante. Llegamos al Collado del Pico de En Medio y, observando la cercanía del siguiente pico, decidimos dejar las mochilas en el collado y sin peso ascender el Pico de En Medio. Una vez arriba de nuevo sale el sol y nos aventuramos dos puntas más allá por la cresta, hasta que se pone un poco más difícil y las negras nubes que vuelven nos amedrentan. Hemos cumplido nuestros objetivos para el día, así que decidimos bajar y dejar el Pico Astorg y el Monte Maldito para otra ocasión.

Una lengua de nieve sube hasta el mismo collado donde hemos dejado las mochilas, así que nos volvemos a calzar los crampones y aprovechamos la nieve al máximo para bajar por la zona de Aigualluts. Mucho antes de llegar al Ibón del Salterillo se acaba la nieve y guardamos los crampones para avanzar por el canchal de rocas hasta el ibón.

Hacemos un breve descanso en la explanada del ibón y contactamos por radio con nuestros compañeros, que nos informan de que están en el Plan de Aigualluts.

Echando un vistazo al mapa observamos que desde el mismo desagüe del ibón existe un camino que mantiene el nivel hasta llegar a la Renclusa. Optamos por seguir ese camino, y, en los últimos veinte minutos antes de llegar al refugio, las nubes que tanto habían amenazado por fin descargan sobre nosotros, ocasionando que lleguemos algo mojados al refugio aproximadamente a las 17:00.

Nuestros compañeros no han llegado todavía, así que nos duchamos tranquilamente mientras esperamos su llegada.

Resumiendo: Un recorrido “bello y fácil” que nos satisface comentar con nuestros compañeros durante la merecida cena.

 

 

Pico de Coronas a la derecha y Aneto al fondo

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Punta Delmás - 15 de Agosto 2011 – Grupo Pegaso

 

El día anterior, después de la gran jornada, todos llegamos con fuerzas renovadas al refugio. Aunque lo habitual es que el último día de actividad sea ligero, teníamos la espinita de la Punta Delmás del primer día.

Por este motivo, y sin pretender crear un precedente, acordamos que esta última jornada sería haciendo una ruta parecida a la propuesta para el primer día pero en sentido inverso, es decir, saldríamos del refugio, intentaríamos la cumbre de la Punta Delmás y bajaríamos a Benasque por el Ibon de Cregüeña hacia el Puente de Cregüeña. Una salida  a la que teníamos ganas.

Aunque hubo diferentes grupos que hicieron otros picos, en esta reseña comentaremos la del grupo principal.

Con esas fuerzas renovadas, nos levantamos a la 6:00 am, y salimos del refugio a las 6:30 am, tras un fugaz desayuno. El cielo estaba completamente despejado.

Comenzamos subiendo por el camino hitado que sale a la izquierda del refugio, y que nos lleva hacia el Collado del Alba. El camino, está perfectamente hitado, y ya nos es conocido al ser el mismo que llevamos el primer día.

Son las 9:00 cuando llegamos a la base oeste de la Punta Delmás. Todos los que vamos en este grupo, menos tres compañeros que no subirán, dejamos las mochilas en la base, junto al camino hacia el Collado del Alba. Se quedan los compañeros cuidándolas.

Una vez superada la brecha y comenzando la cresta oeste, nos percatamos que la roca resbala una barbaridad debido a la humedad de la mañana y a los líquenes que tiene repartidos en su superficie. El sol aún no había calentado esta cara de la montaña, y esto nos lo ponía más difícil.

Con cuidado, fuimos superando pasos, inicialmente por la derecha, para encarar hacia el centro, hasta llegar a la cumbre de la Punta Delmás, en la cual estuvimos poco tiempo, al ver a otros compañeros que ya se dirigían hacia el Pico Mir.

Pusimos rumbo al pico Mir siguiendo el cresterío. Nos despistamos en el paso que hay entre el Pico Mir la Punta Delmás, que señalan en las reseñas que llevábamos, ya que íbamos en sentido contrario a lo que habíamos visto en ellas. Una vez que nos dimos cuenta, y tal como señalan las reseñas pero en sentido inverso (http://saritaymane.blogspot.com/2010/08/pico-mir-3185-m-punta-delmas-3170-m.html), pasamos con mucho cuidado el paso aéreo y mojado, primero por la derecha y después por la izquierda, para tras él, con la última trepada llegar hasta la cima Principal del Pico Mir.

En frente, teníamos a compañeros que había llegado desde el Collado del Alba, y habían seguido las reseñas que les guiaban hasta la cima Norte del Pico Mir, y en esos momentos se encontraban mirando cómo pasar el paso de escalada que separa la cima Norte de la Principal, donde nos encontrábamos.

Nos felicitamos por la ascensión, y este extra que nos llevamos, y tras la foto de cumbre, procedemos a emprender el descenso, que nos queda mucho trayecto hasta Benasque y el día no es tan largo.

Localizamos un poco antes de llegar a la cumbre Principal del Pico Mir, unos hitos que nos bajan a la base del Pico Mir y nos ponen en dirección al Collado del Alba. Es una bajada sencilla, con poca piedra suelta.

Una vez abajo, y llegados al Collado del Alba, bajamos por la fuerte pendiente de piedra descompuesta, no sin algún resbalón, para reencontrarnos con los compañeros que se habían quedado junto a las mochilas, en la base oeste del Punta Delmás.

Después de comer e hidratarnos, mientras contamos la ascensión, nos volvemos a poner en camino, de vuelta al Collado del Alba. Esta vez de subida, una fuerte pendiente que con paso lento, superamos.

Una vez arriba, nos dirigimos a la izquierda, hacia el Collado Cordier, y después el Ibon de la Madaleta.

Aquí dudamos un poco de cómo bajar hasta el Ibon de Cregüeña. Tomamos unos hitos, que sin perder casi cota, nos van llevando hasta el desagüe del ibon. Vamos ligeros, ya que el tiempo se nos hecha encima. El tiempo acompaña, y las vistas son fabulosas.

En el desagüe, hacemos una parada para comer. Son las 14:00. A las 14:20 ya estamos de nuevo en camino. Alguno ya nos encontrábamos con las rodillas perjudicadas por la bajada que llevábamos. ¡Y lo que nos quedaba!

A partir del Ibon de Cregüeña, el grupo se separa en función de la capacidad en el descenso. El terreno es cada vez menos abrupto, hasta introducirse en un pinar con múltiples sendas. El camino está perfectamente hitado. El descenso es vertiginoso y las rodillas sufren. Tal es así, que los últimos en llegar al Puente de Cregüeña, lo hacemos a las 20:00 de la tarde. Cansados, doloridos, pero contentos.

Para sorpresa de los últimos, un compañero nos esperaba con su furgoneta para librarnos del último tramo, y llevarnos hasta el Plan de Senarta. ¡Gracias Pepe!.

Fue una etapa dura para todos, aún nos quedaban seis horas hasta Madrid, pero todos nos lo pasamos fenomenal.

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