Viernes

El viernes 3 de diciembre llegamos al aparcamiento del Mirador de Gresolet doce de los participantes de la salida. Todo está nevado y tenemos que ponernos las botas para subir al refugio Lluís Estasen, donde vamos llegando los diferentes grupos entre las 0:00h y las 3:30h.

Sábado

El sábado emprendemos la ascensión al Pedraforca sobre las 10 de la mañana, el día es soleado y la nieve abundante. Avanzamos a buen paso por un camino que parte desde el mismo refugio y que atraviesa un bosque que nos deja al comienzo de la Tartera del Pedraforca. La cuesta tiene una pendiente de unos 30º y es bastante larga, 550 md. El terreno es muy incómodo, alternando pedrera, tierra helada y nieve reciente, por lo que nos resbalamos continuamente. Huyendo de la nieve, subimos la parte final por la derecha, saliendo unos metros por encima de la Enforcadura. Después de una parada para comer, continuamos la subida al Pollegó Superior por unas palas de nieve blanda. Tropezamos con un grupo que baja por una canal un poco más a la izquierda, que según dicen es más fácil. Unos deciden subir por donde ellos, y otros seguimos en línea recta. Antes de llegar a la arista hay un terreno en el que aflora la piedra, pero se supera prácticamente sin utilizar las manos. El pequeño tramo de arista hasta la cumbre es aéreo pero no tiene dificultad, y tiene unas vistas espectaculares de las paredes de la cara norte. Hacemos cumbre el "equipo" completo, aquí dejamos la prueba. En la cumbre nos encontramos a gente que ha subido por la cresta oeste, desde el Coll del Verdet. Siento una ligera envidia ya que esta ruta recorre completamente la arista del Pedraforca y tiene que ser una pasada. Era nuestra primera opción pero la descartamos por las condiciones de la nieve y la poca información que teníamos. No me arrepiento, demasiado riesgo para meterse un grupo de 12 personas. La cresta en verano apenas tiene dificultades técnicas (I o II), pero tiene pasos muy expuestos, uno de los que ha subido me comenta que han superado un paso de IV en roca, ya que la chimenea fácil por la que se sube en verano (I) estaba con un paquetón de nieve.

Son las 15h y la temperatura empieza a bajar rápidamente, así que emprendemos rápidamente el descenso por la canal que en la subida quedaba a nuestra izquierda. Ciertamente es algo más fácil ya que no hay que destrepar por roca, pero la nieve reciente apenas aguanta y vamos todo el rato pisando las piedras de debajo. Lo mismo pasa en la Tartera, que descendemos por el centro, buscando la mayor acumulación de nieve. Aún así, la bajada se hace rápido y a las 17:30 estamos todos en el refugio. Allí nos encontramos con Teresa que acaba de llegar y nos acompañará en la travesía.

Domingo

El domingo dos de los participantes se encaminan hacia el Pas dels Gosolans con intención de ascender el Costa Cabirolera, techo de la provincia de Barcelona. Los 11 restantes iniciamos nuestra travesía de 4 días un poco tarde, sobre las 9:30. Desde el refugio Estasen nos dirigimos a un camino que desciende de las proximidades del Mirador de Gresolet, hacia el refugio del mismo nombre, atravesando un bosque bastante tupido, con nieve blanda y cargados con los macutos de travesía. Llegamos al refugio bastante tarde, sobre las 12 h y paramos a comer algo. Mientras empieza a nevar, aceleramos el paso por la pista y algunos nos calzamos las raquetas. Llegamos al Coll de la Bauma sobre las 13:30 y, en ligero descenso alcanzamos Col de la Bena a las 14:15. Ha parado de nevar, pero el día está nublado y hace frío, y vamos mal de horario, así que comemos rápidamente acompañados de un par de yeguas que pastan a nuestro lado. Bajamos a toda prisa por el GR en dirección este, las raquetas ya no son necesarias pues el sendero está lleno de raíces y hay poca nieve acumulada. Tras atravesar varios cruces de pistas, nos reagrupamos poco antes de llegar a la ermita de San Martín del Puig. De aquí bajamos a la pequeña aldea de Cal Cerdanyola, punto más bajo de la etapa. Nos quedan 600 md para arriba y son las 16:30. Abandonamos el GR y por una preciosa garganta, Els Empedrats, subimos en dirección al refugio Sant Jordi. Tenemos que cruzar varias veces el torrente, pero afortunadamente se nos hace de noche donde el camino ya no presenta ninguna dificultad. Sobre las 19 h estamos todos en el refugio, justo para quitarnos las botas y cenar.

Lunes

El lunes nos levantamos antes para evitar que la noche nos coja de nuevo, empezamos a andar sobre las 8:30 h, tras rellenar las botellas en una fuente próxima al refugio, pues las tuberías están heladas y los baños cerrados, y así nos los vamos a encontrar en todos los refugios. El día está nublado y las previsiones no son buenas, empezamos a andar entre bosque, por camino bien trazado. La lluvia y subida de temperaturas han fundido parte de la nieve, y no utilizamos las raquetas en todo el día. En el Coll de Pendís empieza a llover y a levantarse la ventisca. Ascendemos por una loma, entre bosque, siguiendo un GR. El día cada vez está más cubierto. Llegamos a Collado de Tancalaporta sobre las 13:30 h, paramos un momento a comer algo y el sol hace una breve aparición, para dejarnos de nuevo entre nieblas. Avanzamos sin apenas ver el paisaje, siguiendo el GR, sin atrevernos a subir al cordal donde se encuentra el Comabona. Llegamos al Pas dels Gosolans sobre las 14:40 h, unas fotos rápidas y para abajo. El viento es fuerte y el comienzo de la bajada penoso, por terreno inestable, con nieve poco asentada y roca descompuesta. Sufrimos un pequeño susto cuando se empieza a resquebrajar una rimalla y 3 de nosotros quedamos en medio, afortunadamente no pasa nada, y los que aún no han pasado la bordean por otro sitio. A las 16:00 h llegamos todos al refugio del Prat d'Aguiló. Allí nos espera una gran estufa que calienta más bien poco. Gracias a que estamos los 11 más una pareja solos en el refugio, nos podemos pertrechar de 2 o 3 mantas cada uno, además de dormir vestidos y con la ropa que nos queda seca encima. Las cartas amenizan la larga velada a la que se suma la pareja de valencianos que al día siguiente regresan a Barcelona por el mismo camino que seguiremos el miércoles.

Martes

El martes no madrugamos, estamos cansados del día anterior y el tiempo sigue siendo malo. Empezamos a andar sobre las 10:00 h, dos personas se quedan en el refugio y sus inmediaciones, cinco bajan al pueblo y los cuatro restantes intentamos hacer la marcha prevista, volver a subir al Pas dels Gosolans y de ahí al Costa Cabirolera. Apenas hemos subido 50 m cuando la fuerte ventisca nos hace desistir. Pensamos en otra alternativa, recorrer una senda que pasa por debajo de todos los paredones de la cara norte de la Sierra del Cadí. Jordi, el guarda, nos indica desde el colladito al lado del refugio, los tres "collets" por los que debemos pasar, y al fondo, un claro en el bosque: el Prat del Cadí, nuestro nuevo destino. La senda, entre pinares, atraviesa sucesivos barrancos. En ese momento no nos viene mal que las altas temperaturas y la lluvia hayan derretido toda la nieve, vemos por los troncos caídos que el camino está muy expuesto a las avalanchas. Llegamos al Prat del Cadí y la niebla sube un poco para dejarnos ver un momento el comienzo de las canales, casi sin nieve. Una vez más nos hemos quedado sin intentar una de estas canales. Prometo que la próxima vez que vuelva será en febrero y a dormir en el pueblo de abajo (El Querforadat), que tiene una aproximación más corta. Son las 13:30 h, comemos y regresamos por el mismo camino, llegando al refugio sobre las 17:30 h. Esa tarde se despeja algo y nos hace abrigar esperanzas sobre la posibilidad de ver algo al día siguiente. Después de cenar, Jordi nos convida a una botella de Moscatel y brindamos por las montañas y por volver a encontrarnos en otra.

Miércoles

El miércoles hay que recoger todo y nos levantamos antes de las 7 h para salir lo antes posible. Amanece lloviendo y con ventisca, remoloneamos y sobre las 8:30 h salimos, tras despedirnos de Jordi, que también cierra para irse a Sort, donde vive con su familia. La subida al Pas dels Gosolans es dura debido a las malas condiciones climáticas, la nieve descompuesta, y el hielo ocasional hacen difícil la marcha. No paramos en el Pas y seguimos avanzando rápido, ahora cuesta abajo, siguiendo las trazas del sendero, con ayuda del GPS pues no se ve nada, llueve con intensidad y el viento es fuerte. Andamos varias horas, sin referencias espaciales claras y deseando acabar cuanto antes. Tras un colladito, abandonamos la loma y descendemos por los pastos de la vertiente sur, que nos protege del viento. Llegamos al comienzo de una pista y ya no quedaría más que seguirla hasta el mirador de Gresolet, donde tenemos los coches. Sin embargo, decidimos atajar, con la ayuda del GPS, para ahorrarnos las curvas. Al final algunos se quedan descolgados y siguen por la pista. Nos volvemos a encontrar en el Collell, donde salimos de la niebla y volvemos a ver paisaje, tres horas y media después de salir del refugio. La pista hasta el mirador tiene unas vistas espectaculares del valle del Gresolet, y los cortados de la ladera del Pedraforca. El día nos ha reservado una última sorpresa, tenemos que bordear un gran placa de hielo que ocupa todo el ancho de la pista. Llegamos al coche sobre las 13:30 h. Llamamos a Jordi que se preocupa mucho por nuestra seguridad para que se quede tranquilo. La misma pista que el sábado estaba con varios cm de nieve, ahora está totalmente despejada. Si llegamos a hacer esta marcha con nieve en todo el recorrido, hubiéramos echado por lo menos una hora más. Los tiempos que aparecen en la web de Cavalls del Vent para estas etapas se quedan cortos incluso en verano.

Ha sido una travesía dura. Llevamos cinco días sin ducharnos, cargados con las raquetas y el resto del material que no hemos utilizado, pero siempre hay que llevar en invierno. Las condiciones de los refugios no han sido las más confortables, sin agua corriente y con mucho frío. El tiempo ha sido horrible y no hemos podido ver nada de las cumbres salvo el día del Pedraforca. Pero a pesar de eso estamos contentos, hemos hecho la travesía invernal que nos habíamos propuesto (un poco más de nieve hubiera estado mejor) y hemos descubierto una sierra preciosa a la que hemos prometido volver.

Autor: Carmen y Juan