En la tarde del viernes día 25 de junio fueron llegando al albergue  D´Oredón en las inmediaciones del lago del mismo nombre, paraje paradisiaco donde los haya, los participantes, tanto del fin de semana como los que iniciaban la travesía pirenaica de este año. En total entre ambos grupos nos reunimos 25 personas todas ellas federadas, con la correspondiente licencia  B1.

Al albergue se accede mediante la obtención de un ticket de permanencia para vehículos, pues este paraje ha sido declarado Parque Natural.

En la mañana del sábado día 26 y una vez degustado el desayuno que nos ofrece el albergue a primeras horas del día, iniciamos la subida en coches desde el albergue (1855 m), hasta el Lac D´Aubert (2150 m), donde aparcamos los coches, no sin antes comprobar cómo un miembro de la expedición, Juanjo, no había subido en ninguno de los coches. Se insta a alguno de los coches que vuelva a buscarlo al albergue, porque se teme que haya iniciado el recorrido de subida desde el mismo albergue. Al final se reúne a la partida.

El grupo se divide en dos; uno, el que lo conforma Zapata – Juanjo y Arturo deciden realizar la Punta Ramougn (3011m) y posteriormente el Neouvielle (3091m).

El segundo grupo compuesto por los 22 componentes comienza el ascenso a las 8:20 h. Debemos cruzar la presa  del Lac D´Aubert para situarnos al pie de la Montagne des Laquettes que se pasa caminando por el pretil hasta llegar al lado opuesto. Tomamos una senda que se inicia en el mismo extremo de la presa en dirección suroeste, que está marcada muy claramente,  y que en claro sentido ascendente haciendo lazadas cortas nos lleva hasta la cresta de Barris (2450 m).

En este momento llevamos una hora de caminata, en un día que ha amanecido soleado y con una temperatura agradable que hace que muchos de los participantes vayan en manga corta. A partir de aquí la nieve ya no nos va a abandonar hasta la propia cima del  Neouvielle y nos va a facilitar enormemente la progresión de ascenso. La nieve aunque algo blanda nos permite ascender en larga travesía sin mucho esfuerzo en dirección a la derecha de nuestra posición hacía la Brecha de Chausenque que se divisa en lo alto.

Después de doblar un espolón por su base entramos en la cuenca del glaciar de Neouvielle, que remontamos por el oeste hasta la base de la cresta norte y cerca de la propia Brecha de Chausenque. El paso se hace tranquilo aunque los componentes del grupo se van distanciando y cada uno va ascendiendo a su propio ritmo.

Giramos a la derecha y ya sobre rocas, iniciamos con algunas precauciones el ascenso a la cresta, teniendo que poner las manos en algunos tramos para llegar  al cresterio.

Por fin oteamos el filo de la cumbre que alcanzamos unos metros más adelante. Son las 11:45 h. y estamos en la cima del Neouvielle (3091 m).

Decidimos realizar un descanso en la cumbre para esperar  a los que venían subiendo un poco más atrás para hacer la consabida foto de grupo con la pancarta del Club, si bien al final solo estuvieron detrás de la bandera cuatro o cinco personas.

En el horizonte y dado la claridad que tenía el día hacía el noroeste el macizo de Monte Perdido, con el Taillón y la Brecha de Roland. En dicha dirección también atisbamos unas formaciones de nubes que no presagiaban nada bueno y que temíamos que vinieran en nuestra dirección. Fue por ello por lo que urgimos a los componentes del Grupo que no demorasen mucho la estancia en la cumbre y emprendiesen la bajada en evitación del cambio de climatología que se avecinaba.

El descenso se inicia con cierta precaución en los primeros pasos, dado que la nieve está cada vez más blanda y se pueden provocar resbalones y caídas. Algunos componentes deciden ponerse los crampones y casi todos se ayudan de piolet para fijar mejor los pasos. La bajada se hace rápida, dado que la nieve permite bajar casi en vertical si esfuerzo alguno y sin hacer lazadas como en la subida, en algunos momentos patinando sobre ella.

Al llegar al final del glaciar un grupo mayoritario de los componentes deciden girar hacia la izquierda y teniendo como objetivo alcanzar la senda que baja del collado para realizar un recorrido circular y no volver por el mismo camino. Hasta alcanzar la senda hay que pasar un canchal que se debe ir con cuidado, saltando de bloque en bloque de piedras. Conseguido alcanzar la senda, esta nos llevará sin pérdida hasta el aparcamiento donde dejamos los coches por la mañana. No hemos recorrido mucho trecho de la senda cuando empiezan a caer las primeras gotas que se van haciendo cada vez más presentes y que termina en una verdadera tormenta que nos obliga a ponernos ropa de agua para no calarnos.

Alrededor de las 15:30 horas alcanzamos el aparcamiento y tras quitarnos la ropa de agua y coger los coches recorremos el camino de regreso al albergue donde damos por finalizada esta actividad.