De hecho a primeros de marzo sólo estábamos apuntados 4 personas y dudábamos si ir o dejarlo para el año próximo. Hasta que encontramos una agencia, Vertical Explorers, que organizaba salidas ya programadas con fechas fijadas. La solución era apuntarnos a una de estas salidas y que nos incluyeran en un grupo internacional. De repente se apuntaron 3 personas más y a finales de marzo tomamos la decisión de hacer la reserva con esta agencia y compramos los vuelos a Islamabad con Turkish Airlines. Durante el mes de abril se apuntó la última persona, formando al final un grupo de 8.

Todavía nos quedaba por delante un engorroso papeleo a través de emails: envío de pasaportes escaneados, rellenar formularios y permisos, resolver un montón de dudas y preguntas que nos surgían, realizar el visado,…

Por fin llegó el 3 de agosto y ese día salimos la primera avanzadilla del grupo, los 3 restantes salieron el día siguiente.

Islamabad nos recibió a las 5 de la mañana empezando a clarear el día y ya con un terrible bochorno. Syed, el relaciones públicas de la agencia, estaba ya en el aeropuerto esperando nuestra llegada. Nos pusimos en sus manos y él se encargó de todo.

El día lo pasamos descansando en el hotel y dando un pequeño paseo por la zona antigua de Rawalpindi acompañados por Syed a última hora de la tarde, cuando la temperatura era algo más soportable. Durante el día pudimos estar a 40º C con un 90% de humedad.

Islamabad y Rawalpindi son dos ciudades que están separadas por una autovía. Islamabad es una ciudad moderna y planificada creada en los años 60, con muchas zonas verdes y grandes avenidas, en las que se encuentran los centros de gobierno. Es como un Pakistán aparte. Rawalpindi es todo lo contrario, es la típica ciudad pakistaní con calles estrechas, tráfico, bullicio. Muchas de esas calles son el bazar, y como en casi todos los zocos la disposición de los puestos es por gremios. El tráfico es impactante, todo tipo de vehículos ocupan las calles. El resultado es un ruido continuo y una gran contaminación.

La idea inicial era pasar otro día más en Rawalpindi, pero hubo cambios sobre la marcha (iban a ser una constante durante todo el viaje) y al día siguiente íbamos a salir ya hacia Skardu. Por lo que los compañeros que llegaban ese día no iban a tener tiempo de descansar, ni de visitar la ciudad. Fuimos directamente al aeropuerto y allí les “secuestramos” literalmente.

Para llegar a Skardu, hay dos opciones (como en las salidas de Pegaso):

Ruta larga: Por tierra en furgoneta durante 2 días.

Ruta corta: Coger un vuelo de PIA que tarda 45 minutos.

Como buenos pegaseros optamos por la ruta larga, así que nos metimos los 8 en una furgoneta y nos tragamos 2 días con 13 horas cada uno para hacer unos 600 kilómetros, lo que da idea del tipo de carreteras y pistas de tierra por las que hay que pasar.

La recompensa es que el segundo día puedes ver el Nanga Parbat (8.125 m), dos grandes cimas separadas por un gran collado, y poder ir junto al río Indo por la famosa KKH (Karakorum Hihgway), es una carretera que une Pakistán con la ciudad china de Kashgar a través del Khunjerab Pass (4.690 m). De highway sólo tiene el nombre, ya que se trata más bien de una pista de tierra en la que hay obreros y maquinaria trabajando y en cualquier momento te puede tocar estar parado hasta que quiten las rocas que hayan caído tras una voladura controlada.

Es duro, pero merece la pena hacerlo por lo menos una vez e ir viendo los cambios en el paisaje desde que sales desde Islamabad. Eso sí, la vuelta la hicimos en un Airbus moderno de la compañía pakistaní PIA.

Una vez en Skardu tuvimos que estar un día entero para hacer diversas gestiones como ir al control de policía, cambiar dinero (toda una odisea, ya que el cambio era bastante malo en las tiendas y solo encontramos un cajero donde algunos pudieron sacar dinero para todos, ya que no todas las tarjetas eran válidas), reunión en el Ministerio de Turismo y con el responsable de la agencia.

Skardu se encuentra a 2.290 m en un ensanchamiento del valle del Indo con dunas de arena y rodeado por una barrera de montañas nevadas de cinco mil metros.

Al día siguiente ya pudimos salir en 2 todoterrenos Toyota Land Cruiser antiguos hacia Askole (punto de inicio del trek), el estado de la pista lo hace inviable en otro tipo de vehículo. Fue un trayecto de 6 horas, remontando el río Braldo (es el que viene desde el glaciar del Baltoro) y cruzándolo varias veces por puentes colgantes.

Askole es la última población antes de adentrarnos en el glaciar del Baltoro. Es un pequeño pueblo situado a 3.050 m de altitud, con casas sencillas de piedra y rodeada de chopos y cultivos de cereales y guisantes. Aquí es donde vamos a empezar la ruta tras una aproximación que nos ha llevado 4 días. Durante los próximos 17 días no volveremos a pasar por ningún pueblo, nuestros únicos compañeros serán las montañas, los glaciares y los demás grupos que nos encontremos en el camino.

La expedición va a estar formada al principio por un guía joven, Essakhan, un cocinero,  Ehsan, un ayudante de cocina, 12 porteadores y varias mulas. Según vayamos acabando con la comida y haya menos peso que transportar algunos porteadores y mulas se irán volviendo a Askole.

La rutina que vamos a seguir durante los próximos 17 días va a ser muy similar: nos levantamos hacia las 5:00 de la mañana (a esa hora ya está amaneciendo), desayunamos en la carpa comedor y hacia las 6:30-7:00 comenzamos a andar. Vamos haciendo algunas paradas intermedias y después de unas 4 horas se hace una parada más larga para comer, la cual se hace siempre al aire libre y en el suelo. Después continuamos andando unas 2-3 horas más hasta llegar al lugar donde acamparemos ese día. Algunos días nos adelantábamos a los muleros y nos tocaba esperar a que llegaran y montaran las tiendas. El cocinero nos preparaba una merienda a base de té o café y galletas. Llega el momento del aseo (la mayoría de los días con agua fría de algún arroyo del glaciar) y de descanso hasta la hora de la cena, que solía ser a las 19:00. Hacíamos una pequeña sobremesa y a las 21:00-21:30 ya nos acostábamos en nuestras “maravillosas” tiendas.

Por su parte, los porteadores duermen en pequeños vivacs con muretes de piedra de un metro de altura que cubren con un simple plástico o una lona. Hay bastantes en todas las zonas de acampada. Dentro cocinan y duermen. Esta gente sí que es extraordinaria y dura. La mayoría van con unas sencillas sandalias de plástico.

En cuanto a las comidas, se va a caracterizar por la monotonía, pero no hay más opciones ya que no vamos a tener posibilidad de avituallamiento durante los 17 días que estemos en el glaciar y lo que vamos a comer va a ser lo que llevemos. El desayuno se componía de un trozo de tortilla francesa, chapatis (torta plana de pan similar al pan de pita), mermelada, miel, ‘corn flakes’ o porridge. Al mediodía hacíamos una comida ligera a base de sopa, latas de sardina o atún desmigado, frutas secas, frutos secos, galletas, huevos cocidos, patatas cocidas.

Y la cena era la comida fuerte del día, todas las noches no faltaba una sopa caliente y más chapatis, luego se iba alternando entre la paella pakistaní (arroz amarillo con verduras), pasta de distintos tipos, lentejas o alubias rojas, ensaladas de tomate, cebolla y pepino, pakora (una masa frita de harina de garbanzos con verduras, muy rica). Las cenas eran abundantes y siempre solía sobrar bastante comida. Algunas noches nos preparaban un postre dulce como unas natillas, gelatina o kheer (una especie de arroz con leche). En tres ocasiones el cocinero nos sorprendió con unas magníficas pizzas caseras que volaron en un momento. Los primeros días los carnívoros pudieron saciar su dosis de carne ya que llevábamos 3 gallinas vivas que fueron sacrificándose por el camino. Y todo esto regado con unas buenas tazas de té (eso sí, de distintos sabores), café y leche en polvo, ya que el vino y la cerveza brillaban por su ausencia. Como se puede ver sobrevivimos principalmente a base de hidratos.

 

                                                 ETAPAS DEL TREKKING

09 AGOSTO  ASKOLE (3040 M) – JHULA (3160 M)                                08:45 horas  25 KM

10 AGOSTO  JHULA (3160 M) – PAIJU (3350 M)                                    06:55 horas  20 KM

12 AGOSTO  PAIJU (3350 M) – URDUKAS (4015 M)                              09:55 horas  20 KM

13 AGOSTO  URDUKAS (4015 M) – GORO I (4250 M)                           04:55 horas  13 KM

14 AGOSTO  GORO I (4250 M) – CONCORDIA (4600 M)                      04:55 horas  14 KM

16 AGOSTO  CONCORDIA (4600 M) – MEMORIAL K2 (5005 M) -

  BROAD PEAK BC (4740 M)                                                               06:50 horas  18 KM

17 AGOSTO  BROAD PEAK BC (4740 M) – CONCORDIA (4600 M)           02:05 horas    6 KM

18 AGOSTO  CONCORDIA (4600 M) – SHAGRING (4710 M)                  02:30 horas    6 KM

19 AGOSTO SHAGRING (4710 M) – GASHERBRUM I-II BC (4975 M)

                        SHAGRING (4710 M)                                                 06:45 horas  25 KM

20 AGOSTO  SHAGRING (4710 M) – CONCORDIA (4600 M) –

                        ALI CAMP (4900 M)                                                  05:45 horas  17 KM

21 AGOSTO ALI CAMP (4900 M) – CONCORIDA (4600 M) –

                        GORO II (4250 M)                                                    07:55 horas  24 KM

22 AGOSTO GORO II (4250 M) – KHORBUTSE (3830 M)                    06:20 horas  18 KM

23 AGOSTO  KHORBUTSE (3830 M) – BARDUMAL (3200 M)              07:35 horas  23 KM

24 AGOSTO  BARDUMAL (3200 M) – KOROPHON (3050 M)               06:10 horas  21 KM

25 AGOSTO  KOROPHON (3050 M) – ASKOLE (3040 M)                     03:10 horas 11 KM

                                                                                                           TOTAL      261 KM

Los dos primeros días de trekking se va siguiendo la orilla del río Braldo. A ambos lados hay montañas de más de seis mil metros, entre las que destaca la torre rocosa del Bakhor Das (5810 m) y glaciares de todos los tamaños que caen por las laderas.

 

El primer día de trekking se cruza la morrena del valle del glaciar Biafo, otro de los grandes glaciares del Karakorum.

El segundo día tuvimos la suerte de encontrarnos con Sebastián Alvaro, director del programa “Al filo de lo imposible”. Venía con 3 niñas del pueblo de Hushe (población situada al final del trekking), nietas del famoso guía local Little Karim, con las que estaba terminando el mismo trekking pero en sentido contrario. En la población de Hushe, Sebas ha montado junto con la Fundación Sarabastall un proyecto de Ayuda y Cooperación, que empezó en 2001.

A Paiju (3.350 m) se llega el segundo día, aquí todos los grupos hacen un día de descanso, antes de adentrarse al día siguiente en el glaciar de Baltoro. El glaciar de Baltoro tiene una longitud de 57 kilómetros y una anchura media de tres kilómetros y medio. No es el más largo del Karakorum, ya que el primer puesto lo ostenta el glaciar Siachen con 70 kilómetros. Debe su fama a su fantástico paisaje, albergando bastantes montañas consideradas como de las más bellas.

Durante los próximos tres días hasta llegar a Concordia iremos andando sobre el glaciar. Desde lejos su superficie parecía ondulada, pero una vez que estás dentro ves que aparecen una sucesión de montículos de hielo muy incómodos de atravesar. La superficie de hielo está toda cubierta por una capa de tierra y piedras negras, que en las zonas más pendientes se vuelve más delgada aflorando un poco el hielo. También van apareciendo pequeños lagos glaciares de color turquesa o verde esmeralda y canales de hielo de distintos tamaños por donde discurren los arroyos de deshielo del glaciar.

El panorama que se presenta a partir de aquí ante nuestras ojos es extraordinario. Un montón de valles glaciares a ambos lados y montañas de 6.000-7.000 m con laderas rocosas y glaciares colgados, aristas inexpugnables… Como el Paiju Peak, la torre Biaho, Cetedral, Masherbrum, Trango Towers, Torre Muztagh,.. Todas ellas inaccesibles para unos simples mortales como nosotros.

Entre ellas destaca el conjunto del Trango, formado por un granito rojo muy compacto. Presentando algunas de las paredes casi verticales más altas del mundo como la de la esbelta Torre del Trango o “Torre sin Nombre” (6.240 m).

Y el Maherbrum (73820 m), una fascinante montaña piramidal cubierta de nieve y glaciares. Cuya cara noreste de 3.500 m sigue sin haber sido escalada todavía.

Urdukas (“rocas caídas” o “rocas rotas”, en balti) será el último punto donde encontremos algo de vegetación en nuestro recorrido por el glaciar. Las terrazas del campamento están unos 100 metros por encima de la morrena lateral del glaciar. Los próximos días nos va a tocar dormir en campamentos situados sobre el mismo glaciar.

A partir de aquí empiezan a aparecer unas formaciones emergentes sobre el glaciar, son unas torres de hielo blanco esculpidas por el viento y orientadas en una única dirección. Algunas alcanzan hasta 30-40 metros de altura.

Por fin llegamos a Concordia, un lugar mágico situado a unos 4.700 m de altitud donde confluyen los glaciares de Baltoro y Godwin-Austen y se encuentran algunos de los picos más altos del mundo. Enfrente, al Este, destaca el Gasherbrum IV (7.925 m), a la izquierda (Nordeste) el Broad Peak (8.047 m), al Norte la impresionante pirámide del Chogori / K2 (8.611 m) y al Sur el Chogolisa (7.665 m). Los otros dos ochomiles que hay se encuentran en el macizo de los Gasherbrum (“montaña bonita”, en balti), son el I (8.068 m) y el II (8.034 m), pero quedan ocultos por los otros picos del macizo. Para verlos tienes que seguir hacia el Sur recorriendo los glaciares Upper Baltoro y Abruzzi hasta llegar hasta el campo base de los mismos, el día que fuimos no pudimos ver nada porque las nubes lo cubrían todo.

Por esta zona estuvimos cinco días, moviéndonos hasta los Campos Base del Broad Peak, Chogori/K2 y Gasherbrum I – II. Durante estos días sólo tuvimos unas pequeñas ventanas de buen tiempo, la mayor parte de los días las montañas aparecían tapadas por las nubes, las temperaturas fueron bastante bajas y uno de los días que estuvimos en Concordia estuvo todo el rato nevando.

El campo base del Chogori/K2 se encuentra a unos 10 kilómetros de Concordia, al fondo del valle que ocupa el glaciar Godwin Austen, a unos 5.000 m de altitud. La mayor parte del glaciar es blanco, es decir, con el hielo al descubierto, y se pasa por el campo base del Broad Peak. No había ninguna expedición en estas fechas, todas suelen venir antes, en el mes de julio. De hecho este año se ha batido el récord de expediciones al Chogori/K2. Estuvimos visitando el Memorial Gilkey del Chogori/K2 situado en un promontorio rocoso cercano a la montaña, con un altar y decenas de placas en memoria de los montañeros fallecidos en la montaña. La pena es que sólo pudimos estar media hora, y era un sitio que merecía haber estado mucho más tiempo.

Llama la atención los pequeños campamentos militares que te encuentras sobre los glaciares formados por unos pequeños iglús metálicos de color blanco. El aprovisionamiento de combustible y alimentos se realiza con helicópteros. Hay que tener en cuenta que es una zona cercana a las fronteras con China e India.

La subida desde Concordia hasta el Ali Camp se hace por el precioso glaciar Vigne, que da acceso a un mítico collado, el Gondogoro La. Se recorren unos 11 kilómetros con un desnivel de 300 m. Un poco antes de llegar al campamento hay que pasar unas pocas grietas del glaciar dando un pequeño salto. El Ali Camp se encuentra sobre una de las morrenas laterales glaciares en la base de una montaña. Allí se encuentra el equipo de rescate de montaña en unas instalaciones muy básicas, una simple caseta de piedra.

En el Ali Camp tuvimos la grata sorpresa de encontrarnos con nuestro compañero del club, Paco Maldonado, que había venido con una agencia española (Taranná). Hoy era su segundo día en el campamento, el día anterior no pudieron salir para pasar el Gondogoro La. Ese día íbamos a estar 3 expediciones. Se suele salir a las 12 de la noche para llegar al collado hacia las 5:00 y después bajar por otro valle hasta Hushe en 3 etapas. Hay instaladas unas cuerdas para asegurar el paso de los montañeros y los porteadores, y es el único día de todo el trekking que hace falta usar los crampones.

A media tarde empezó a nevar y se tiró así toda la noche. Al día siguiente el campamento apareció semicubierto por una pequeña capa de nieve, no hicimos ni el intento de levantarnos para haber salido a medianoche.

En ese momento teníamos dos opciones: esperar un día más con la esperanza de que hiciera buen tiempo esa noche y poder pasar el Gondogoro La o iniciar el regreso por el mismo sitio hasta el inicio del trek en Askole. Si nos quedábamos un día más y no se podía pasar tendríamos que hacer el regreso en 3 días, sería muy agotador para nosotros y los porteadores. Optamos por la opción más conservadora e iniciamos el regreso, teníamos 4 días por delante para llegar a Askole. El grupo de Paco Maldonado hizo lo mismo que nosotros, pero ellos sólo tenían 3 días.

El gran problema que tienes una vez metido en el glaciar es que no hay cobertura y no tienes posibilidad de saber las previsiones meteorológicas. Cada día era una sorpresa el tiempo que íbamos a tener. Preguntábamos a otros grupos y estaban en la misma situación que nosotros.

La vuelta no tiene mucha historia que contar, fuimos pasando por los mismos sitios y ya se notaba que iba acabando la temporada porque nos encontramos con pocos grupos. Tuvimos la suerte de poder ver la espectacular Torre Muztagh (7.276 m), una montaña con paredes de más de dos mil metros, y el Masherbrum, que a la ida solo pudimos ver a medias.

Sin más contratiempos llegamos a Askole y allí nos encontramos con que sólo había uno de los dos todoterrenos, el otro parece que había tenido alguna avería, y tuvimos que esperar unas 6 horas hasta que viendo que no llegaba decidieron alquilar otro todoterreno que había en el pueblo. Al final salimos a las 4 de la tarde, llegando a Skardu a las 10 de la noche. Al día siguiente a primera hora nos llevaron al aeropuerto pasando antes por el Ministerio de Turismo para tener una breve reunión y dar las últimas explicaciones de cómo fue el trekking. El vuelo se realizó en un moderno Airbus A320-200 de la compañía pakistaní PIA y en menos de una hora nos encontrábamos de nuevo en el aeropuerto de Islamabad. Y allí volvía a estar Syed recibiéndonos como el primer día.

Esa misma tarde fuimos a cenar a un restaurante invitados por la agencia y al anochecer fuimos a visitar la mezquita Shah Faisal en Islamabad, es la más grande de Pakistán y una de las más grandes de Asia. Fue terminada a mediados de los años 80. Es de construcción moderna con un núcleo central con 4 estilizados minaretes y un complejo de edificios alrededor. Se permite la entrada en el interior de la mezquita a los no musulmanes, éramos los únicos occidentales. Los alrededores son utilizados por la gente y las familias para reunirse, charlar y pasear. Muchos de ellos nos saludaron amablemente e incluso nos pidieron hacernos una foto con ellos (Sin lugar a dudas, Almu fue la gran triunfadora).

Hasta en Pakistán se puede conseguir alcohol. Tras la visita de la mezquita fuimos al hotel Marriott (sufrió un atentado con camión bomba en 2008) donde pudimos disfrutar de nuestra primera y única cerveza en el país (Una Murree´s Millenium).

 

El día siguiente por la mañana fuimos a visitar Taxila, un sitio arqueológico hinduista y budista de los siglos V-II a. C. situado a 30 kilómetros de Islamabad. Con muchas stupas antiguas budistas, se necesitarían un par de días para ver todos los restos que hay. Nosotros nos limitamos a ver el Museo y una de las stupas más interesantes.

Y por la tarde, Syed nos llevó a unos talleres de chapa y pintura donde decoran los famosos camiones pakistaníes. Terminamos el día callejeando por el bazar de Rawalpindi para hacer las últimas compras. Todo seguía igual que el primer día, con el mismo bullicio y el mismo caos de tráfico.

El viaje tocaba a su fin. Esa misma noche cuatro de nosotros cogíamos ya el vuelo de regreso y el resto lo harían al día siguiente. Llegando todos a casa sin contratiempos.

Se sufrió un poco por el mal tiempo (algunos más que otros), pero el recuerdo que va a quedando es que fue una bonita experiencia.

Almu, Amador, Andoni, Antonio B, Dimas, Jesús, José Ángel y Luis. 

Coordinador: José Antonio Bañuelos

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