Sábado 26 de octubre. La actividad dio inicio con la llegada de los participantes durante la tarde y noche del viernes al Hotel Peña Grande situado en las afueras de Cangas de Narcea. Gracias a las indicaciones de Alejandro nadie se confundió con Cangas de Onís, ni cogieron la pista minera de noche.  Lo único a destacar: la avería en el coche de Benito,  y un encuentro inesperado con la Guardia Civil de carretera y el coche de Nacho. 

Después de desayunar a las  7:45h, el grupo se dividió como estaba previsto: las veinte personas que teníamos previsto recorrer el Parque el sábado nos dirigimos con los coches al pueblo de Moal para luego enfilar hacía la entrada del Parque (las Tablizas), donde una concienzuda funcionaria nos revisó los permisos, comprobó los DNIs y nos dio una charla de 20 minutos sobre los peligros del sendero (algo que desgraciadamente comprobaríamos al día siguiente).  

Tomamos la senda en el sentido que parece ser el mas habitual, comenzando por el sendero que sale junto la casa del guarda y que tiene algunos tramos de fuerte pendiente  a través de un denso bosque hasta alcanzar la fuente de Fontculebrera (a una altura de 1.200m aproximadamente). A partir de ese lugar el sendero mantiene la altura por terreno despejado que permite contemplar todo el valle,  hasta que empieza a descender para  alcanzar el punto donde se inicia el sendero que conduce a las tres lagunas. 

 

 

 

 

El camino carece de dificultad alguna, está perfectamente marcado y no existe posibilidad de pérdida, ya que si se abandonaba la senda, el bosque es tan tupido que no permite progresar. En un determinado punto y para facilitar la progresión sobre unas rocas lisas, han  dispuesto de una cuerda que hace funciones de pasamanos.   

Una vez llegado al punto del desvió, empezamos a ascender a las tres lagunas. Esta parte es menos transitada con el camino invadido por la maleza, de tal forma que Manolo, Japi y alguno más se despistó y empezó a ascender por una ladera hasta que la vegetación tupida les impidió  progresar  y tuvieron que volver sobre sus pasos. 

Después de comer en la laguna superior, volvimos por nuestros pasos hasta alcanzar el desvío. En ese punto se inicia el camino de vuelta que desciende suavemente siguiendo el cauce del arroyo Muniellos. Esta es la parte más espectacular del recorrido debido a lo tupido del bosque, la cantidad de robles centenarios de gran porte, junto a hayas, servales,  y todo rodeado de  musgo, líquenes.   

El camino termina en unos puentes de madera que concluyen en la zona de Tablizas, donde habíamos dejado aparcados los coches. No nos encontramos a  nadie ajeno al grupo, lo que parece mostrar que la gente se toma seriamente los límites de visitas permitidas (actualmente veinte personas por día).

El resto de los participantes del grupo  que tenían el previsto visitar el parque  el domingo, se dirigieron el sábado al Puerto de Genestoso con la intención de seguir el cordal para ascender al Pico Cebolleu. Sin embargo, el frio y la ventisca les obligaron a renunciar al intento, volviendo al pueblo a la hora de la comida. 

 

 

 

Domingo 27 de octubre. Los que habíamos visitado Muniellos el día anterior nos dirigimos al pueblo de Posada de Rengos para hacer una travesía por un PR marcado que recorre los montes que se encuentran detrás del pueblo. Esta vez el grupo se redujo bastante debido a las personas que decidieron salir en dirección a Madrid a primera hora y otro grupo que se dirigió al pueblo de Genestoso para hacer una marcha corta por la zona. 

 

 

Este PR transcurre íntegramente por pista de tierra, lo que no resta espectacularidad al recorrido, ya que no hay apenas tráfico de los habitantes de lugar salvo a algún vehículo que se dirigía a cuidar las vacas. En el pueblo se nos añadió una pequeña perra y su cachorro, que nos acompañaron durante todo el recorrido a pesar de nuestros esfuerzos para que nos abandonaran. 

Después  de salir del pueblo lo primero que nos encontramos fue el  desvío a un mirador  con una espléndida panorámica del valle y que permite acceder a una pequeña cascada. El camino continúa pasando junto a varias granjas de ganado hasta que se alcanzamos un desvío que lleva a la ermita de San Luis del Monte. En este punto, en vez de retroceder para volver a la pista,  continuamos con una senda que parecía llevarnos de nuevo a la pista, en realidad no nos llevó a ningún sitio y tuvimos que subir a la cima del  “El Nevarín” para de nuevo bajar  y retomar de nuevo la pista. 

La pista continuó ascendiendo hasta llegar a la cuerda de la Sierra del Pando y después de un tramo llaneando tomamos una pista de bajada. En uno de los desvíos cometimos un error, y tomamos  un desvío que nos llevó al camino de subida y para posteriormente finalizar en el pueblo de Capdevila de Rengos, desde donde bajamos a Posada. 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este error recortó la marcha en un 1/3 aproximadamente, de tal forma que aproximadamente a la una de la tarde ya estábamos de vuelta, lo que nos permitió disfrutar en el restaurante del pueblo de un plato de fabes y de carne estofada unos y oreja otros  como hacía tiempo que no habíamos probado,  al increíble precio de 10 € el menú.  Esto nos hizo recordar la puñalada trapera que nos habían dado un mes antes en el pueblo de Saravillo (junto a Plan, en Huesca), donde  por un plato combinado de chorizo, huevos y patatas fritas nos habían cobrado 13 €.

El recorrido no plantea ningún problema, con la excepción de los numerosos desvíos, que obligan a llevar a mano el mapa o el GPS ya que la en muchos lugares las señales se encuentran bastante separadas.  El punto cómico de la ruta lo pone un cartel indicador situado en la cuerda con un cartel que, al no estar convenientemente anclado, gira según la dirección del viento y que cuando llegamos marcaba precisamente la dirección opuesta a la correcta. 

Mientras nosotros disfrutábamos de un buen día, el grupo que realizaba el recorrido del  Bosque de Munielllos tuvo un desgraciado accidente en el camino de bajada de las lagunas. Ana Belén tropezó y cayó con la mala fortuna de romperse el brazo. No había cobertura, así que Esther que la acompañaba tuvo que bajar corriendo hasta la entrada del parque para poder avisar  al servicio de emergencias.  En unos 30 minutos llegó un helicóptero que llevo a Ana Belén al hospital de Cangas de Narcea, donde le inmovilizaron el brazo. Al día siguiente el especialista constató que existían dos fracturas lo que obligó a una intervención. Desde aquí van nuestro mejores deseos de recuperación a Ana Belén.