Travesía Pirineos 2016

 Sábado 2 de Julio – Relato de Esther - ASTAZUS

Las nubes que vemos al salir del refugio tras el desayuno no nos persuaden de realizar la actividad. Nos dividimos en dos grupos, el más numeroso se dirige a los Astazus, mientras que uno más reducido se decide por realizar la opción de la ascensión a La Punta de las Olas.

Dividimos emisoras y nos ponemos en marcha.

Los que nos dirigimos a los Astazus nos trasladamos con los coches hasta la Pradera de Pineta donde abonamos religiosamente los dos euros por coche en concepto de parking que impone el ayuntamiento de Bielsa.

Desde allí, nos ponemos en marcha siguiendo los carteles que indican Balcón de Pineta. Al principio, hasta pasar la cota del Parador, el sendero es bastante llano, pero pronto comienza a ponerse más vertical. Atravesamos la pista que se dirige hacia el Parador y continuamos ascendiendo, dejando poco a poco atrás la densa vegetación, y adentrándonos en el Circo de Pineta.

Una zeta tras otra nos aproxima cada vez más hacia la zona del embudo, donde la subida se intensifica durante unos cientos de metros. Nos cruzamos frecuentemente con otros montañeros que transitan por la tan frecuentada ruta.

Cada vez que paramos a recuperar el aliento vamos observando nuestro ascenso y el valle de Pineta a nuestros pies.  Llegados al Balcón de Pineta nos 'energetizamos', como Super Ratón, por una parte con las vistas hacia el valle y por otra con algún tentempié y agua.

Recargadas nuestras pilas encaramos el siguiente tramo, intentando evitar en lo posible los neveros. Pasamos por la represa del lago Marboré, aún helado, y observamos el mimetizado refugio de Tucarroya. Algunos de los participantes deciden en este punto descansar un rato y darse la vuelta.

Los que continuamos nos dirigimos al Cuello directamente, entre el Astazu grande y el pequeño. Los últimos metros hasta el cuello aprovechamos un nevero para realizar una travesía en diagonal.

Desde el Cuello seguimos la sencilla cresta. La nieve prácticamente ha desaparecido y las nubes que van y vienen nos permiten vislumbrar el imponente macizo del Perdido. En pocos minutos  nos encontramos en la cima del Astazu grande, donde, resguardados del viento, disfrutamos de nuestra comida y de las vistas hacia el refugio de Espuguettes, en el cual hemos pernoctado ya en varias ocasiones.

Cuando terminamos de comer, nos volvemos a poner en marcha. Algunos se dirigen hacia el Astazu pequeño, y el resto más o menos desandando nuestros pasos hasta el Balcón de Pineta, donde recibimos la llamada de nuestros compañeros de la Punta de las Olas, que nos preguntan si alguno les esperaríamos en la Pradera de Pineta para bajar en coche, al menos a algún conductor, y ahorrarse así los últimos kilómetros y desniveles.

Nos ponemos de acuerdo con ellos y continuamos nuestro descenso sin mayores incidentes. Las rodillas empiezan a quejarse, ha sido un día intenso, pero con cierta rapidez, de pronto ya nos encontramos a la altura del Parador de nuevo. Encontramos a los compañeros que se han adelantado degustando unas cervezas en el bar de la Pradera, y poco tiempo después llega el “escuadrón Punta de las Olas”, que nos cuenta sus aventuras cruzando la cascada del Cinca, entre otras cosas.

Finalizada la actividad del día, nos dirigimos al refugio de Pineta, donde nos espera la ducha (algo incómoda todo hay que decirlo, pero caliente), y una suculenta cena.

Una última reunión para hablar de las opciones del día siguiente deja más o menos establecida la ruta pasando por los Llanos de La Larri.

Sábado 2 de Julio – Relato de Antonio – PUNTA DE LAS OLAS

Salimos los seis que decidimos realizar la ruta del refugio Pineta y, todavía adormilados, nos encontramos que tenemos que atravesar el río Cinca que viene crecido y con bastante agua, así que tras buscar un rato nos damos cuenta que toca descalzarse ya que va a ser imposible cruzar de otra forma, pero no vemos el sitio por donde hacerlo, así que salvo Chinto que lo hace pronto, cinco de nosotros nos vamos río arriba hasta cruzar por un sitio donde la corriente nos muestra que no era el mejor, pero logramos cruzarlo. Vemos un camino marcado como GR, y sin pensar nos lanzamos a seguirlo, nos hemos equivocado y gracias a Chinto que por radio nos avisa de que vamos mal, logramos volver al track después de haber recorrido un kilómetro por el camino equivocado que debemos desandar ya que no podemos conectar con el camino correcto de otra forma.

Atravesando una senda que discurre por un bosque llegamos a la pared sur de Pineta, nos quedamos impresionados por la verticalidad de la misma, parece imposible que se pueda ascender por ahí, pero aparece un sendero y nos lanzamos a subir por él, la pendiente, el terreno escarpado y abrupto, la humedad y el ritmo que imponen los de cabeza hacen que la subida sea dura, parece que no entra suficiente aire a los pulmones, y hacemos toda la subida de la pared de un tirón, por fin hemos llegado al collado de Añisclo y podemos tomarnos un respiro.

Una niebla nos envuelve  y hace que no podamos apreciar el paisaje, donde se adivina el cañón de Añisclo, así que, tras comunicar a nuestros compañeros del Astazu por radio que todo va bien, nos disponemos a seguir hacia la punta de las Olas.

Tomamos un camino que empieza descendiendo, hasta que llegamos a un GR que seguimos, tenemos que atravesar un par de cascadas que vienen con bastante agua, así que tomamos una ducha no deseada, pero inevitable. Subimos por un par de tramos de lajas pulidas y humedecidas, que afortunadamente al estar equipadas con cadenas que no las ha tapado la nieve, podemos hacerlo sin dificultad, hasta llegar a una destrepe también equipado con una cadena, descendemos con precaución y continuamos nuestro camino hacia la cima.

Ya solo nos queda la última canal de ascenso, y superamos una trepada fácil y agradecida, ya estamos en la bonita y redondeada cima de la Punta de las Olas, tenemos suerte y la niebla se disipa y podemos contemplar el espectacular paisaje, aprovechando el buen tiempo comemos algo, reponemos fuerzas para el duro descenso que nos espera.

Repetimos la ruta en sentido descendente, y al llegar al inicio de la faja de Tormosa se plantea la posibilidad de seguirla, ya que Chinto dice que merece la pena, vamos con el tiempo justo pero con la esperanza de encontrarnos con los compañeros que bajen de los Astazu puedan llevarnos al refugio en coche, contactamos con Esther por radio y parece que nos esperarán.

La faja es espectacular, el tiempo acompaña y las vistas del valle de Pineta, del río Cinca merece la pena el recorrerla, la primera parte llanea suavemente por entre hierbas, hasta que empieza un ascenso. Descendemos por un tramo de unos ocho metros equipado con una cadena que facilita salvar el paso sin complicaciones y al llegar a la cascada nos encontramos que dada la gran cantidad de agua que cae, el puente se encuentra inundado y parece imposible cruzarlo, evaluamos las opciones que tenemos, y decidimos cruzar el río sin descalzarnos hasta poder llegar al puente, así que empapados pero contentos llegamos a los coches, y gracias a Esther y Paco Maldonado, que nos esperan y nos llevan en coche llegamos a tiempo al refugio.

Domingo 3 de Julio

El día ofrece un sol espectacular y promete.

De nuevo, trasladamos los coches hacia la Pradera y nos dirigimos hacia la parte de atrás de la pequeña ermita de Nuestra Señora de Pineta, desde donde parte el “atajo” para llegar rápidamente a los llanos.

Al comenzar a ascender trabajosamente la vertical cuesta algunos de nosotros empezamos a arrepentirnos de haber desayunado tanto... Aun así, siempre hay sitio para unas fresas silvestres que encontramos a lo largo del camino, jeje.

Llegados a los Llanos, Juanjo recuerda una alternativa por la que bajamos desde la Munia hacia Pineta en otra ocasión, por los lagos de la Munia. La alternativa es considerada por el grupo, y decidimos cambiar los planes, abandonando el track planeado para el día.

Nos dirigimos por tanto hacia el salto de La Larri, para continuar por el camino hitado que nos lleva verticalmente salvando el salto, y después hacia el E en dirección a los Lagos de la Munia, que permanecen helados. Tras ellos accedemos al Collado de las Puertas, desde el que todos enfrentamos el ascenso al pico, a excepción de tres participantes que deciden bajar directos hacia Petramula.  

La subida al Robiñera representa todo un ejercicio de voluntad para algunos de nosotros. Se unen el sol abrasador junto con el cansancio acumulado el día anterior para hacer pesar más nuestros pies y mochilas. Uno de los participantes decide que ya ha tenido bastante y que prefiere esperarnos tranquilamente descansando a mitad de la subida. El resto poco a poco vamos salvando el desnivel y completando el último tramo de cresta sencilla hasta el pico.

Las vistas definitivamente impresionantes. Da igual hacia donde mires. El glaciar del Vignemale rebosa nieve y llama especialmente la atención.

Comemos deleitándonos con las vistas y emprendemos el descenso, pues queda bastante camino aún hasta Parzán. Zetas infinitas perfectamente definidas nos colocan en el Collado de Petramula. Valoramos la posibilidad de avisar a un taxi para que nos recoja allí mismo, pero nadie tiene cobertura.

Desde el Collado el camino hasta Parzán es pista, eso sí, con una panorama precioso. A lo largo del camino vamos pendientes de la cobertura y prácticamente en el pueblo de Chisagüés, conseguimos contactar con el taxi. Tarda apenas diez minutos en llegar y traslada a once de nosotros hasta el alojamiento. El resto de participantes realiza la ruta completa.

El taxi hace una parada en el Hostal la Fuen, donde nos alojamos, para dejar a los participantes que no conducen, y llevar a los conductores y algunos acompañantes a recuperar los coches a la Pradera de Pineta.

Ducha y cena en el restaurante (muy recomendable)   y última breve reunión para hablar de la ruta del día siguiente.

Lunes 4 de Julio

Hoy madrugamos menos, pues la ruta no es muy larga. Se prevén tormentas por la tarde, aunque según ha amanecido el día nadie lo diría. De nuevo cielos despejados que dan ganas de aprovechar la montaña.

Dejamos un coche en un pequeño aparcamiento pasados los edificios del Hospital de Parzán, y con el resto de coches subimos hasta la boca del túnel de Bielsa, desde donde parte nuestra ruta.

Comenzamos pasando sobre el túnel, siguiendo las zetas bien trazadas que rápidamente nos sitúan en el Puerto Viejo de Bielsa. Aquí una pequeña caseta nos recuerda que este punto era uno de los pasos fronterizos entre Francia y España. La ascensión es suave y progresiva, salvo en un pequeño tramo antes justo de llegar al Pico del Puerto Viejo, desde el que podemos ver los lagos del circo de Barrosa.

Hacemos una parada remolona, nombrando los picos que vemos enfrente, sobre el circo: La Munia, el Sierra Morena, el Troumouse, el Heid, el Gerbats…

No hay ni una nube en el horizonte, no obstante las previsiones nos empujan a continuar hasta el objetivo de hoy, el Pico Barrosa. Sin mayor dificultad, a través de un terreno rojizo, y ralo de vegetación, nos encontramos en el pico. Varios participantes deciden comer allí. El resto nos dirigimos hacia el Puerto de Barrosa para iniciar el descenso y comer en algún prado. 

Cuando estamos comiendo, ya a mitad de la bajada, unas feas nubes negras comienzan a acumularse. Terminamos de comer y nos ponemos en marcha. En ese momento los compañeros que se habían quedado arriba nos alcanzan.

 


Tras cruzar el río Barrosa por un paso alternativo al indicado por el camino continuamos siguiendo las marcas que en poco tiempo nos conducen al último tramo de pista, donde encontramos restos de instalaciones y carteles explicativos acerca de la historia del Hospital y de la actividad minera en la zona. Recuperamos los coches que habíamos dejado en el túnel y cuando estamos llegando a Parzán escuchamos los primeros truenos.

Ducha, compras y últimos recados, y justo antes de la cena nuestro último fichaje, Richy, que como no podía ser de otra forma, se incorpora en el mejor momento

Tras la cena reunión para tratar la ruta y condiciones del día siguiente, y a disfrutar de nuestro último sueño en una cama en condiciones hasta dentro de cuatro días.

Martes 5 de Julio

Hoy madrugamos más, pues tenemos casi una hora de traslado hasta el parking del Lac d’Oredon. Dejamos allí los coches y con los mochilones, comenzamos nuestra etapa de hoy que se prevé más o menos corta. Dan lluvias y tormentas por la tarde, aunque dada la fiabilidad de las previsiones anteriores, empezamos a no tener mucho en cuenta el tema meteorológico.

Con paciencia comenzamos nuestra andadura por el vertical sendero que parte desde el mismo parking, en dirección E, hacia el lago de L’Oule. De vez en cuando las vistas nos gratifican y nos ayudan a continuar el ascenso.

Casi sin darnos cuenta llegamos al Col d’Estoudou donde nos incorporamos al GR10, que aprovecharemos ya durante toda la etapa de hoy. Como toda la zona, alternan bosques con praderas que llaman al sesteo.

Nos resistimos al mullido y verde colchón, y bajamos hasta el lago. Comemos algo para enfrentar la siguiente subida, en la ladera opuesta, que parece castigada por el sol.

Cuando llegamos al tramo de subida, descubrimos que no estábamos equivocados. El sol nos castiga también a nosotros. Pasito a pasito vamos salvando el desnivel.

Al pasar por la Cabane de Bastan la descubrimos habitada por lo que creemos un pastor y su familia, incluyendo un perro que da buena cuenta de la comida del puchero familiar mientras sus dueños no miran.

A continuación un agradable, pacífico y silencioso paseo bordeando los lacs de Bastan nos llevan hasta el refugio del mismo nombre, donde algunos de los compañeros han decidido comer, con la vista del Col de Bastanet, nuestro siguiente objetivo, al norte.

Este tramo se hace corto. El camino está perfectamente definido, y sabemos que nuestro destino ya está muy cerca. Subimos relajados, y desde el Col, algunos compañeros deciden ascender al Pic de Bastan, dejando las mochilas en el collado.

Los demás, tranquilamente y disfrutando del baile de colores y sonidos, siguiendo el camino que incluso atraviesa un pequeño lago (¡qué aventura!), vamos llegando poco a poco al pequeño refugio de Campana de Cloutou.

Ya en el refugio parece que las nubes se hacen fuertes y empieza a hacer algo de frío. Esperamos la cena con paciencia junto a un grupo de valencianos que también se aloja en el refugio.

Breve reunión para comentar la ruta y las alternativas sugeridas por los amables guardianes del refugio para el día siguiente, y a la cama.

Miércoles 6 de Julio

De nuevo amanece espléndido. Cuando nos levantamos para desayunar, el grupo de valencianos se está preparando para marchar. Ellos han dormido en una tienda de campaña al más puro estilo militar situada a unos pasos del refugio, y dicen que han pasado algo de frío.

Desayunamos el contadísimo desayuno y nos ponemos en marcha. Hoy parece que los riachuelos llevan algo menos de agua. Al llegar al lago de la Hourquette, fijamos la vista a la derecha, en el primer collado que nos toca subir hoy. Unas zetas bien definidas nos llevan hasta él sin demasiado esfuerzo. Primer cuarto conseguido.

El camino continúa en dirección al Lac de Bastan. Aquí variaremos la ruta prevista siguiendo el consejo de los refugieros. En lugar de dirigirnos al Col de Bareges (con algo de nieve), realizaremos el paso al valle siguiente por la Hourquette Nere.

Allí nos encontramos con los valencianos por primera vez durante la ruta.

Continuamos la bajada pendientes de llegar a la Cabane d’Aigües Cluses, donde tenemos que cambiar de dirección. Uno de los participantes por poco se pasa el desvío, pero le rescatamos a tiempo y nos reunimos todos para tomar un breve descanso en la pradera cercana a la cabaña. En esta zona coincidimos numerosos grupos. Parece una zona muy frecuentada. Unos seguimos a otros con el resultado de que el grupo más avanzado se salta el desvío para el Col de Tracens y termina en el Col de Madamete.

 Para los que vamos más retrasados, afortunadamente, Arturo se da cuenta a tiempo y nos ahorramos esa parte extra del camino. Contactamos con el grupo de cabeza y les indicamos  que están fuera del track, mientras nos dirigimos al collado correcto. Allí volvemos a encontrarnos con una parte del grupo valenciano.

Ya a la vista el otro grupo, les informamos a través de la emisora que vamos a empezar a bajar. Ellos hacen lo propio y nos reunimos rápidamente. Llegados al Lac Nere hacemos una parada para comer y los más valientes darse un baño (con más o menos ropa…). Es pronto y alguno de nosotros aprovechamos para sestear plácidamente en el silencioso paraje…

Nuestra siesta se ve interrumpida por la emisora. El grupo que había salido antes que nosotros está llegando ya al último collado del día. Habrá que ponerse en marcha, ¡qué pereza!…

Antes de comenzar a caminar de nuevo, situamos la Hourquette de Mounicot para dirigirnos hacia ella, no vuelva a ocurrir lo de antes.

Rodeamos el lago y después enfilamos hacia el sur, abandonando pronto el GR en favor de un camino hitado un poco difuso al principio pero que se define más a medida que nos acercamos a la Hourquette.

Los últimos metros son bastante verticales, pero muy asequibles. Último encuentro en la Hourquette con un remanente del grupo valenciano.

El refugio se ve bastante cercano y nos disponemos a bajar en dirección a él. Me consta que en este tramo hasta el refugio, por conversaciones, cada grupo hace un camino diferente.

El Lac de la Glere, por si alguien quiere probarlo, ofrece un servicio de moda ahora mismo en los Spas. Si metes los pies en el lago los peces te hacen una limpieza de la piel muerta. Menudo lujo.

La ducha fría del refugio casi te hace plantearte que es mejor opción el baño al sol, ya para mañana.

Cena a las siete. Pequeño recordatorio de las opciones del día siguiente, de nuevo desatados juegos de cartas y a dormir. Las camas son más cómodas que las del refugio anterior, todo hay que decirlo.

Jueves 7 de Julio – Relato de Esther – TOURON – TROIS COINSELLERS

En el refugio insistieron mucho que había que llevar crampones para hacer el Touron del Neouvielle, así que los que los que los han cargado los llevan, y los que no, vamos con la idea de darnos la vuelta en cuanto veamos que no es posible avanzar más.

El día amanece con alguna nube dispersa. Nos ponemos en marcha por el camino que se dirige hacia el sur partiendo del mismo refugio. Son cuestas moderadas, una detrás de otra.

Casi todos cruzamos el puente de cemento que pasa sobre una imponente vía de agua, aunque cuatro participantes deciden continuar por el camino de la otra orilla, sin cruzar. Poco después tendrán que buscar las vueltas para cruzar por algún sitio no tan fácil. El paisaje es precioso, con lagos a tutiplén y multitud de caminos. Prácticamente todo está hitado, hecho que, si no trazas un rumbo definitivo, puede dar lugar a que des más vueltas de las que deberías.

Pasado el Lac Estelat Superieur nos metemos en el Coume Estrete, zona que aún guarda bastante nieve. Una pareja francesa que no había traído material invernal se da la vuelta en este punto. Nosotros valoramos el estado de la nieve y, al comprobar que está bastante blanda, algunos se ponen los crampones para continuar pero otros nos apañamos con el piolet únicamente.

En la ascensión hasta el Col de Coume Estrete lo único que nos enturbia un poco el paseo es la acumulación de amenazadoras nubes que se está produciendo. Al llegar arriba el cielo está prácticamente negro, aunque no se observa aparato eléctrico por ninguna parte.

Valoramos la posibilidad de subir hasta el Touron dejando las mochilas en el Col. Algunos lo hacen. Según comenzamos a subir, algunos rayos de sol les hacen cambiar de idea, y todos, menos un participante que ya había tirado hacia arriba, bajan a recuperar las mochilas por si tuviesen la posibilidad de continuar la ruta según lo previsto.

El grupo de cabeza nos informa en este punto que han coronado el primer pico de hoy. Tras un rato de espera nos informan de que van a acercarse al Trois Conseillers sin esperar más, por si pudiesen evitarse la lluvia en la cresta.

A escasos metros del Touron, el grupo de cabeza nos informa de que ya están en el segundo pico, y allí les vemos, efectivamente.

En la cima del Touron el tiempo parece mejorar, y todos nos animamos a continuar la ruta según lo previsto, salvo el participante que había dejado su mochila en el collado. Razonablemente no quiere ir y volver solo por la cresta, y dos participantes nos ofrecemos a realizar la ida y la vuelta con él, repitiendo el camino de ida para nuestra vuelta.

Así que por la cresta, todo el grupo de cola nos dirigimos hacia el Trois Conseillers. Al principio seguimos la cresta y después nos desviamos por el sendero colgado sobre el Lac de Cap de Long siguiendo los hitos. Pronto llegamos a la cima. Mientras estamos comiendo algo el grupo de cabeza nos informa de que ha llegado a la Brecha del Neouvielle, y allí se divide: tres participantes van a intentar subir el Ramougn; el resto se bajan por la ruta prevista.

Los que estamos en el Trois Coinsellers también nos dividimos. Tres participantes volvemos por donde hemos venido, y el resto siguen por la ruta prevista.

En la bajada hacia el collado nos encontramos con uno de los grupos del Club Rutas, que enfrenta ahora la subida al Touron.

Llegados al collado sacamos el piolet y los metros de bajada por la nieve nos los ventilamos bastante rápido.

Continuamos por el camino hasta llegar a un punto desde el que se ve el refugio, a aproximadamente un kilómetro y medio, y nos paramos a comer allí. Nuestros compañeros han parado algo más arriba.

Vamos llegando todos al refugio salvo los participantes que están intentando el Ramougn. Aproximadamente a las 18:00 nos informan de que han llegado a la Brecha de Chausenques. Pedimos a nuestras refugieras que retrasen un poco la cena si es posible. A las siete menos cuarto les avistamos con los prismáticos corriendo por el sendero en dirección al refugio.  A las siete y media estamos todos cenando. Durante la cena nos comentan que el intento se les quedó demasiado largo, pero como dicen ellos, así tienen un motivo para volver.

Tras la cena repasamos las opciones del día siguiente y después de un rato nos vamos a dormir, algunos más “encabronaos” que otros, según hayan ganado o perdido a las cartas.

Jueves 7 de Julio – Relato de Antonio – Intento Ramougn

Después de haber realizado la espectacular cresta del Pico de los Trois Coinsellers nos encontramos en la brecha del Néouvielle y, como nos sobra tiempo entre risas y bromas, vemos la posibilidad de realizar el ascenso al Pico Neouvielle, la verticalidad de la ascensión hace que sea imprescindible material de escalada como nos había informado Esther, así que la ascensión al Néouvielle es imposible por la pared,  así que vemos la posibilidad de subir al Pico Ramougn. Decidimos descender por la derecha de la brecha por una canal, Brèque de Chausenque, de un tramo muy vertical al principio, y con un destrepe con buenas manos pero malos pies, que hacen que tomemos precauciones, salimos a una impresionante rimaya que tenemos que salvar por la pared de hielo de unos siete metros de altura, hasta llegar a un nevero que descendemos con precaución.


No tenemos track, ni mucha idea de cómo subir al Ramoung, así que decidimos llamar por radio a Juanjo que todo lo sabe, y nos explica el camino de ascenso, ya que es un pico técnico que hay que subir por la tercera chimenea que nos encontremos, nos lanzamos a la aventura y con un mapa de la zona, a la antigua usanza, seguimos por un camino marcado por hitos hasta llegar al collado.

Seguimos por una cresta espectacular y muy divertida, ya que está en muy buenas condiciones, pero no es el camino que hay que seguir ya que es muy lento y hace que lleguemos bastante tarde a pies del Ramoung. Es tarde y no vamos a tener tiempo, además tenemos que volver al refugio sin track y solo vemos dos posibles brechas que nos permitirán cruzar a nuestro valle.

Tras intentar la primera brecha que parecía la más fácil de las dos, vemos que termina en un cortado que hace imposible continuar, la brecha que parecía más escarpada y difícil, en realidad tiene una vía que permite llegar al valle, por radio Arturo nos dice que nos quedan más de dos horas de bajada, pero el camino ya es conocido y bajamos a toda prisa para llegar al refugio y  a la cena, que nuestros compañeros han logrado retrasarla.

 

Viernes 8 de Julio – Relato de Esther - NÉOUVIELLE

La previsión meteorológica no es muy buena. Lluvias y tormentas, pero de momento no se ve nada de eso, así que configuramos dos grupos: uno que va a realizar la ruta planificada, y otro grupo que va a variar el recorrido subiendo al Neouvielle por la Brecha de Chausenques, y bajar hacia Oredon por la vía normal de bajada desde el Néouvielle.

Los que no llevamos crampones pedimos prestados a los que van a hacer la ruta por el collado de Rabiet, pues no los necesitarán. Quede manifiesto nuestro agradecimiento mediante esta memoria.

Comenzamos todos caminando juntos y pronto nos dividimos. El grupo Néouvielle vamos siguiendo hitos sorteando lagos, algún canchal de rocas y algún nevero. Prácticamente en la Brecha de Chausenques alcanzamos al grupo del Club Rutas que realizará también la ascensión al Néouvielle.

Uno de los participantes de Rutas ha sufrido un pequeño accidente (se ha dislocado el hombro) así que han llamado a un helicóptero y lo están esperando. Subimos por el descompuesto terreno hacia la Brecha, y una vez llegados, mientras estamos comiendo algo, el helicóptero hace su aparición.

Casi todos calzamos crampones y bajamos brevemente para luego flanquear la ladera en dirección a la normal de subida del Néovielle. Volvemos a encontrarnos con los valencianos que habían marchado a Oredon. Subimos varios grupos numerosos al mismo tiempo, así que aceleramos un poco para no congestionar demasiado la cima.

Uno de los participantes decide no usar los crampones en todo el recorrido y busca su camino intentando no pisar nieve en todo el trayecto.

En los últimos metros la nieve desaparece para dar paso a la roca, trepadas fáciles. Nos quitamos los crampones y dejamos las mochilas. Fotos de rigor en la cima y bajada rápida, pues comienzan a llegar el resto de grupos y aquello parece la Gran Vía. 

Volvemos a nuestras mochilas y a nuestros crampones y, haciendo alguna parada para esperar al participante sin crampones, y con la primera nube negra que vemos en el día sobre el Lac D’Aubert al frente, descendemos hacia el lago con cierta velocidad. Aproximadamente a 2400 m. la nieve desaparece, dejando paso al camino definido que bordea la Crete de Barris d’Aubert primero, y después baja hacia la presa del lago.

Hacemos una breve parada antes de llegar a la presa para comer algo, y al pasar la presa y tomar el GR hacia los Laquettes, comienza a llover. Al principio la lluvia no es muy densa, pero después se convierte en un verdadero aguacero. El camino está inundado, pero no hace frío. Pronto deja de llover y vuelve a salir el sol. 

Algunos participantes acortan por la carretera, pero otros continuamos por el sendero, lo que da oportunidad a nuestras ropas de secarse un poco antes de llegar al Hotel du Lac d’Oredon, que no abre hasta las cuatro.

Contactamos con los compañeros del otro grupo que nos informa de que están comiendo tranquilamente en uno de los chiringuitos que hay en la presa del Lac de Cap de Long, y que pronto estarán abajo.

Una ducha caliente (o casi de contrastes, podríamos decir, por la mala instalación de fontanería con la que cuenta el refugio), y a esperar a los participantes del fin de semana que llegarán hoy y la cena.

Mientras estamos cenando llegan dos de los participantes, y sin haber conseguido contactar con el resto intentamos organizar el día siguiente.

Viernes 8 de Julio – Relato de Arturo – Travesía por el Col de Rabiet

Nueve personas decidimos tomar el camino del Refugio Packe para llegar Lac Oredon. La marcha dio comienzo a las 8h30, comenzando por el mismo camino que el día anterior nos había llevado al Col de Coume Estrète para subir después al Pic Turon de Néouvielle.

Al cabo de unos 30 minutos de marcha un cartel nos indicó el desvío para subir al refugio Packe.  El camino hasta este refugio trascurre por el valle del arroyo Boulou que nace en el Lago de Pourtet situado en la cabecera. Se trata de un valle paralelo al que habíamos tomado el día anterior y por el que trascurre un camino perfectamente marcado que asciende al fondo del valle de forma suave, salvando el desnivel mediante numerosas zetas que hicieron muy agradable la hora y media que duró el ascenso hasta el refugio. Durante el recorrido estuvimos acompañados por miembros del Club de Madrid Rutas que tenían intención de ascender hasta el pico Pale de Crabounouse, de 3.021 m.

El Refugio Packe se encuentra situado en el Col de Rabier, a una altura de 2.600 m. Es una construcción con capacidad para 4 a 6 personas, en perfecto estado, y que tiene unas espectaculares vistas al Pic Long y al lago de Bugarret, trescientos metros abajo.

Después de descansar unos treinta minutos, iniciamos el descenso al valle por un camino muy vertical, pero muy bien trazado que nos llevó a los tres lagos del fondo del valle. Una vez superados éstos, el camino asciende de nuevo por un trazado de fuerte pendiente hasta alcanzar la Hourquete de Bugarret, desde donde disfrutamos de una vista panorámica de la presa de Cap de Long.

Desde el collado iniciamos el descenso por un camino bien trazado para alcanzar la cola del embalse donde desemboca el arroyo de Cap de Long. Este arroyo tenía un caudal considerable, pero afortunadamente, está dotado de un puente. Una vez atravesado, el camino asciende, dejando el lago a nuestra izquierda, hasta alcanzar un tramo horizontal que trascurre a unos 150 m de altura del borde del lago.

Después de recorrer el tramo horizontal, bastante panorámico, que nos permitió disfrutar de unas excepcionales vistas del Pic de Néouvielle, el camino desciende al borde del lago hasta alcanzar una zona de aparcamiento de furgonetas, donde además se encuentran varios bares. Poco antes de alcanzarlos se desató una tormenta con lluvia intensa, por lo que tomamos la decisión de refugiamos en uno de ellos durante aproximadamente una hora, que aprovechamos para comer un plato combinado y beber unas cervezas.

Una vez que la lluvia hubo amainado retomamos la marcha, bajando unos metros por la carretera que asciende a la pared de la presa hasta encontrar una pista que desciende en zigzag hasta el fondo del valle. Este camino nos llevó en una hora al parking del lago Oredon.

 Sábado 9 de Julio

Para el día de hoy se barajan dos opciones: ascensión al Néouvielle, o ascensión al Pic Long.

Ascensión al Pic Long.

Un grupo de tres participantes sale aproximadamente una hora antes que el resto del grupo.

Debido a un malentendido con la hora del desayuno, uno de los participantes del segundo grupo se queda sin coche para subir al parking del Lac de Cap de Long, así que finalmente en este segundo grupo sumamos diez personas.

Desde el lago nos enfrentamos al día, que promete ser largo. Nos han dicho que se esperan tormentas a la hora de comer, así que vamos un poco preparados para bajarnos a la mínima nube que veamos, pues el pico ya tiene bastante complicación estando seco.

Con paciencia seguimos el sendero que nos lleva hasta la entrada del torrente que alimenta el Lac de Cap de Long, para enfrentar nuestra primera subida intensa del día. Seguimos los hitos en dirección a la Horquette de Bugarret, pero lo abandonamos tomando un desvío en cuanto lo vemos en dirección al Col de Tourrat. Desde el Col decidimos seguir los hitos que van hacia el sur, aprovechando la cresta y después flanqueando la Arista del Cap de Long por su parte O hacia el Glaciar del Lac de Tourrat.

El grupo lleva diferentes ritmos, encontrando algún paso delicado. En algún momento el grupo de cabeza decide que va a ignorar el track que rodearía el Lac Tourrat en dirección al Pic de Crabounouse, para dirigirse directamente al collado que separa el Dent D’Estibere con el comienzo de la cresta del Pic Long, y todos les seguimos.

Tras alguna complicación, llegamos al glaciar, que facilita bastante la progresión hasta la horcada. En este momento el grupo que ha subido al Néouvielle nos indica que ha hecho cumbre. Les felicitamos y continuamos subiendo.

Llegados a la horcada, el tiempo sigue espectacular, aunque hay señales de cambios de presión. Nos ponemos manos a la obra en dirección al Pic Long, echando alguna vez la vista atrás en busca del grupo de tres personas que salió con anterioridad. En cierto momento vemos dos personas en la cresta, pero no creemos que sean ellos.

La progresión por la cresta es muy delicada, debido a lo descompuesto del terreno. Casi cualquier sitio donde te apoyas se cae, así que hay que caminar prácticamente como un gato (como comenta uno de los compañeros), y no usar las manos si podemos evitarlo.

Poco a poco nos vamos habituando al cuidado y casi llegando al pico, un corredor de granito más sólido nos da un respiro.

Llegamos al pico y lo celebramos comiendo (muy español). Cuando estamos recogiendo para continuar por la cresta, dos escaladores hacen su aparición y aprovechamos para preguntarles por dónde continuar. “Pog el coggedogg de yeggba”, nos dicen. Así que por allí bajamos hacia la Hourquette del Pic Long, desde donde se podría rapelar para llegar al glaciar. Cosa que nosotros no hacemos

De nuevo el terreno se pone delicadito, pero seguimos cresteando en dirección al Pic Badet. Tras un destrepe por un verdadero pasillo con el suelo desmenuzado que hay por la parte derecha de la cresta, y el “retrepe” por un corredor también bastante descompuesto para volver a ella, llegamos al paso más complicado de toda la ruta: el flanqueo por el nevero. La nieve está muy paposa después de todo el día dándole el sol y, a pesar de haber alguna huella, en realidad no sujeta demasiado. Sacamos el cordino que llevamos por si hiciese falta, estar preparados.

Uno a uno conseguimos pasar, aunque debo reconocer que para mí es un momento de tensión. Pasado el nevero el camino se hace más fácil y todos menos uno de los participantes (que busca su propio camino en dirección al glaciar), decidimos seguir el track, que atraviesa el Pic Badet, para descender hacia el Gourg de Cap de Long en uno de los collados más adelante.

El camino es más sencillo y llegamos rápidamente al Pic Badet, y desde allí el último tramo de cresta resulta disfrutón, imagino que también por la ya cercana perspectiva de abandonarla definitivamente llegando a la nieve.

En seguida llegamos a la nieve y comenzamos a bajar, reuniéndonos con el compañero que se había bajado con anterioridad en el glaciar. Cerca del Pic Long se puede apreciar un desprendimiento de rocas bastante grande sobre el glaciar. En este momento establecemos comunicación de nuevo con los compañeros de la opción del Néouvielle y les informamos de que ya hemos terminado la cresta y que estamos bajando.

El resto del camino ya es sencillo. Cuidamos de no bajar demasiado cruzando el río unos doscientos metros por encima del Lac de Cap de Long, y observamos el trazado que hemos seguido esa misma mañana en la ladera opuesta. Parece mentira que hayamos subido por ahí, parece tan vertical…

El color de las aguas del lago bien merece una parada aunque sea corta. La anunciada tormenta sigue sin aparecer. Nos alegramos profundamente de que la previsión meteorológica durante la travesía prácticamente no haya acertado ni una.

Nos dirigimos al refugio, donde nos encontramos con los integrantes del grupo del Néouvielle, con quienes intercambiamos experiencias.

El grupo de tres personas que había salido antes que nosotros en dirección a Pic Long sigue sin aparecer, pero decidimos darles tiempo hasta la cena.

Justo antes de cenar, mientras intentamos establecer contacto telefónico con ellos, les vemos aparecer por el camino. A disfrutar de la zampa!.

Tras cenar, pequeña reunión para concretar opciones para el día siguiente. Parece que la mayor parte de la gente no está interesada en realizar ninguna de las actividades programadas, así que establecemos dos turnos de desayuno y nos vamos despidiendo hasta la siguiente ruta en la que coincidamos.

Ascensión al Pic Néovielle

Un grupo de unas 10 personas optó por la opción más fácil de subir a la montaña que da nombre al parque, el Pic Néouvielle (3.091 m).  La actividad comenzó tomando los coches nada más desayunar a las 8 h, para subir hasta el lago Aubert (2.150 m), lo que nos ahorró más de una hora de camino y los 300 m de desnivel desde el lago Oredon (1.850 m).

Aparcamos en el amplio parking de tierra que está junto al lago y empezamos la marcha atravesando la pared que represa el lago, al final de la cual da comienzo un camino muy marcado que no tiene pérdida ninguna.  A los 45 minutos dejamos a nuestra izquierda el desvío que va al Pas d’Chat que lleva al Lago de Cap d’Long. 

El camino atraviesa inicialmente una zona de grandes bloques de piedra, bastante empinada, pero al cabo de una hora entramos en la zona nevada con una pendiente más moderada. Al igual que en la zona de roca, sobre la nieve hay una traza profunda de todos los que nos han precedido.

 

Una vez atravesada la zona de nieve, que oculta un glaciar, alcanzamos las rocas finales que llevan a la cumbre a través de un canal de trepada fácil.   La cumbre estaba bastante concurrida, después de disfrutar de las imponentes vistas de las cumbres del parque y hacer las fotos de rigor emprendimos la vuelta por el mismo camino, aprovechando para comer a mitad del descenso.

Alcanzamos el Lac Aubert a las 3 de la tarde con un calor insoportable. Después de descansar durante unos 20 minutos en la orilla, refrescándonos los pies tomamos de nuevo los coches para volver al refugio del Lac Oredon.

 

 

GRACIAS A TODOS LOS PARTICIPANTES. HABÉIS SIDO EXCELENTES COMPAÑEROS DE TRAVE.

 

 

La Supercoordinadora: Esther Pérez

Fotos: Manu C., Antonio P. , Ricardo M., LuisM. de A., Jacinto L.

 

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18:30h. a 21:00h. 
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