Mirador de Lozoya - Chorros de Navafría

Grupo de Montaña Pegaso

24 de Junio de 2006


Buscamos un lugar apropiado para mitigar los calores de la época y decidimos hacer la ruta desde El Mirador de Lozoya, pasando por El Nevero y alcanzando los chorros de Navafría.

Comienza el día con algunos presagios de lluvia según el día avance; - algunos ya pronostican que sobre las tres nos caerá el agua - otros expertos dicen que las tormentas eléctricas en esta zona son fuertes y siempre hay alguien que cuenta una batallita de cuando a él le cayó el Diluvio Universal.

Alguno intenta prestar, sin ánimo de lucro, algún chubasquero que le sobra, - en previsión de lo que pueda pasar - y la verdad es que las nubes negras que asoman por el espectacular Valle del Lozoya parecen dar la razón a nuestros aficionados metereólogos.

A un par de kilómetros antes de llegar al puerto de Navafría dejamos la carretera y nos adentramos ya caminando al área recreativa El Mirador, donde una gran esplanada con agua de buena fuente nos recibe; desde aquí tomamos un cortafuegos de buen caminar, que enseguida se alborota un tanto en áspera pendiente cuando gira a la derecha; es solo un susto porque pronto vuelve a la suavidad de la senda por la que avanzamos cómodamente.

Sin tiempo de saborear la belleza del sendero, que más adelante cruzan media docena de riachuelos que lo encharcan, giramos a nuestra izquierda adentrándonos en el bosque de pinos protegidos por la sombra.

Muy suavemente ganamos altura, y llegando al arroyo, poco después de dejar las sombras, levantamos la vista y vemos nuestro primer objetivo; el “Pico del Cuervo”.

Las vistas son impresionates desde aquí, merece la pena la fotografia del panorama que se abre bajo nuestros pies, reconocemos multitud de cimas al fondo, el embalse de Pinilla abajo, y muy claramente nuestro punto de partida.


 

     

De nuevo nos ponemos en marcha en dirección al Pico del Nevero, - nuestro segundo objetivo– unos han optado por la subida sin concesiones, - recto a la cuerda – otros optamos por seguir la senda marcada que suavemente nos va a llevar a la siguiente vaguada en la que un bonito regato se cruza en nuestro camino, lo atravesamos y seguimos ascendiendo, siempre de forma moderada, hasta alcanzar la valla de piedra que separa los límites de Lozoya y Pinilla que saltamos, nos desviamos suavemente hacia la izquierda entre la retama y el enebro, con la mirada puesta en la base del Pico del Nevero y alcanzamos sin dificultad las lagunas que están en su base.

     
 

Estamos ya en la cumbre de El Nevero – divisamos la meseta segoviana a un lado y al otro el Valle del Lozoya, - ha cambiado el paisaje radicalmente - se comprende por las temperaturas extremas que debe de soportar la zona y el batir del viento, la vegetación es rala y escasa. Paco Toledo nos sugiere la idea de acercarnos por el PR-32 hasta Cerro Negro que asoma hacia el Oeste, - algunos se quedan charlando en El Nevero y otros nos ponemos en marcha entre el pedregal -.

     
 
En Cerro Negro hace algo más que fresquito, aquí tomamos algo en animada charla pero viendo las nubes que se aproximan y recordando las previsiones del tiempo, al poco retomamos la marcha de nuevo hacia El Nevero desandando lo anterior.

 

Caminamos ahora en dirección al Puerto de Navafría pero teniendo cuidado de tomar una rodada que sale paralela, - muy marcada - un poco a la izquierda.

La pista va alternando la aspereza del principio y un suelo mullido y fácil, poco a poco van apareciendo arroyos que nacen y mueren a los pocos metros engullidos por el terreno, desde el Nevero no hemos dejado de descender, los pinos escasos al principio van tomando porte y algunos que sobresalen del resto denotan su antigüedad.
     
 

Antes de alcanzar el cruce con la pista semi asfaltada, - que desde la derecha baja del Puerto de Navafría– y por la izquierda nos llevará hasta la localidad del mismo nombre algunos optan por trochar a través del bosque por lo que ahorran esfuerzo y tiempo y en un par de minutos llegan al refugio de Regajohondo mientras otros seguimos el plan previsto al principio. En Regajohondo, - a la orilla del río que ya se llama Cega - decidimos la comida… que ya va siendo hora y el estómago canta.

 

 

 

¡¡¡ Vaya buena bota de vino corre por ahí de mano en mano, - se agradece - !!!. Después no hay ninguna pérdida, seguimos por la pista pero atentos a la llegada al Mirador de Cebedillas, una vez allí y con las fotos de parte del grupo, - puesto que van llegando compañeros que saborearon la comida más tiempo - regresamos sobre nuestros pasos 15 o 20 metros y localizamos un sendero poco perceptible que desciende hacia el río.

 

 

A partir de aquí disfrutar de las aguas frías y las pozas y sobre todo del sonido de los chorros de agua. Este río antes llamado Zega también daba el mismo nombre al pueblo que ahora se llama Navafría, descendemos entre la roca a lo largo de las chorreras.

El puente más abajo es el punto a fotografiar en invierno cuando se queda toda la chorrera helada.

Más abajo aún nos espera el merendero con frescas cervezas y raciones de paella en el cual nos solazamos un buen rato.

No ha caído ni una gota de agua, - nuestros metereologos aficionados han vuelto a fallar - y una vez más hemos pasado un día maravilloso gracias a la compañía de gente tan estupenda como vosotros.

José Goñi