Travesía Aigüestortes

Desde aquí a pesar de no tener mucha visibilidad por la niebla nos quedaban apenas ciento sesenta metros de desnivel para llegar al objetivo del día por lo que los cinco que estábamos realizando el ascenso juntos, nos animamos y nos decidimos a subir por una senda hitada y que a pesar de ser rocosa y con pendiente resultó ser de fácil ascenso.

Una vez en la cima, en el primero de los tres picos, el central, nos dirigimos al que estaba en el este y después al pico oeste. Esta subida a Tres Pics tiene un recuerdo especial y es que poco antes de coronar empezaron a caer unos grandes y abundantes copos de nieve que nos recompensó del esfuerzo realizado y nos acompañó durante la estancia en la cumbre y parte del descenso. Fue la última nevada de la temporada.

El descenso lo iniciamos rápidamente dirigiéndonos hacia el Estany el Becero aunque antes de llegar al mismo paramos a reponer fuerzas que habíamos gastado en la larga subida a los Tres Pics. Después de un breve descanso, seguimos en todo momento el Canal de Becero en dirección noroeste recorriendo el largo descenso hasta llegar al parking de la presa de Montalto donde teníamos nuestros coches.

Día 2 Julio, Domingo: Mont Roig

(Relata la jornada: Javier Castaños)

El sábado salimos de Tavascán a las 7:00 en el taxi que nos dejó a unos 1.650 m de altitud, en la curva de la pista a los estanques del puerto de Tavascan que hay tras el desvío a las bordas de Noarre. De ahí partía en una curva el camino a la Pleta Palomera, a la que llegamos tras cruzar el torrente del puerto de Tavascán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 La senda remontaba el valle de la Roia de Mollás, en una bonita subida, llegando a la cabaña del Fangassals. A partir de aquí, siguiendo hitos, el camino asciende paralelo al río, que aquí baja encajonado y en una simpática línea recta hasta las cercanías del Clot de l’Escala. Llegados a este punto, se entabló una cierta amistad con los caballos catalanes. Seguimos subiendo ahora con más pendiente muy cerca de la cascada y del precioso Estany de Llavera, colgado de un balcón, con vistas a la Pica y al Sotllo, levemente nevadas por el temporal de ayer.

En poco más llegamos a la puerta del refugio Enric Pujol ó del Mont-roig, encima del Estany de la Gallina. Tras cruzar el río que sale del estany, no sin cierta dificultad, que por el deshielo iba bravo, que incluso alguno tuvo que descalzarse para cruzarlo, ascendimos bordeando la preciosa cuenca de los Estany de la Gallina y una canal más dura hasta el coll de Mont-Roig. En este punto la niebla, a jirones, se nos vino encima, dando pie a la dispersión del grupo por los canchales hacia las cumbres. Nos dirigimos primero al vértice geodésico dónde repusimos brevemente las fuerzas, y luego, siguiendo la cuerda y con alguna trepada fácil llegamos al punto más alto, la punta Sur del Mont-Roig (2.828).

Desde allí nos asomamos a la brecha con la punta norte y viéndola un poco complicada, con el tiempo justo y desaparecida la niebla, decidimos bajar atrochando y con cuidado directamente hacia el Refugio, siguiendo una vaguada al sur de la cresta que separa el barranco de la brecha. Al llegar a unos doscientos metros por encima del estany girar hacia al norte por las praderas para coger los hitos que bajan de la punta norte hasta el refugio, cerrando el círculo. La bajada la realizamos por el camino de subida, deteniéndonos a comer y reposar en cabaña del Fangassals, continuando luego hasta el taxi y llegando exactamente un minuto antes de la hora convenida. 

Día 3 Julio, Lunes: Gerdar - Basseiro - Amitges

Tras el fin de semana la mayoría estamos descansados, y acometemos la primera inmisericorde subida con paciencia y buenas intenciones. El impresionante abetal nos envuelve y presagia paisajes memorables para esta travesía de 2017.

Subimos incansables recordando y a la vez quemando el excelente desayuno que nos han servido en el refugio de Gerdar.

El camino en aproximadamente una hora y media nos ofrece un desvío para asomarnos al Estany Negre, unos diez minutos más de recorrido que sin duda merecen la pena.

En este punto, dos participantes deciden rodear el estany por el Norte y dirigirse hasta el Estany Blau y después coincidir con el resto del grupo en la Collada de Bassiero.

El resto, fieles al track, pasamos junto al primer Estany Llong de nuestra travesía (pasaremos por tres estanys con el mismo nombre, falta de imaginación, oiga). Un poco más adelante el camino que seguimos se bifurca. Los hitos nos conducen a la Coma Negra, donde hay dos pequeños ibones. A la salida del más grande unos restos de unas construcciones pueden confundir un poco, y hay que poner atención para no equivocarnos en la subida. Muy intensa y bajo un sol del que no nos libramos porque no hay ni un árbol. El rodeo al Estany Gelat para llegar a la Collada de Bassiero nos da un respiro, al mantener el nivel.

El grueso del grupo ignora la Collada y sigue el camino hacia el Coll de Sant Maurici, parando a mitad y subiendo al “estilo Pegaso” (es decir, recto, sea o no mas sencillo) hacia el pico.

Más o menos en la cima, coincidimos con los dos escapados que se habían escindido del grupo en el Estany Negre.

Cada cual va por donde le parece, aunque todos vamos a parar al Coll, finalmente, donde comenzamos la bajada, que promete aventura.

No nos defrauda. Es una bajada delicada por el terreno y que requiere atención para no perder los hitos. Bloques gigantescos que debemos sortear con cuidado para no colarnos por los agujeros.

Llegado el momento rodeamos las Agulles de Bassiero evitando bajar hasta el Estany de Ratera que miraremos mañana desde más cerca.

Enseguida llegamos al refugio petado de gente. Mención especial merecen un grupo de jóvenes saharauis y españoles que están realizando conjuntamente la alta ruta pirenaica como gesto solidario por la paz. 

Día 4 Julio, Martes: Amitges - Pegueres - Colomina

Comenzamos el día bajando por la pista en busca del sendero que acorta hacia el Estany de San Maurici. Salimos a la pista en varias ocasiones y se convierten en obligatorias las paradas ante el Estany de Ratera primero, ante el Salto de Ratera poco después, y ante el Estany San Maurici finalmente.

Las cámaras y móviles funcionan a destajo, y tras rodear el último estany, abandonamos la pista definitivamente. En esta ocasión el camino es más claro, pues seguimos el trazado de Carros de Foc, y en muchos lugares se ha facilitado el paso de los que nos subimos a este carro.

Grandes tablones nos evitan mojarnos los pies en el Pletiu dels Cantals, y la moderada pendiente permite al grupo caminar compacto buena parte del recorrido.

Al fondo del valle vislumbramos el Peguera, nuestro extra de hoy.

En un último apretón nos colocamos en el Coll de Monestero desde el cual casi todos escondemos las mochilas y nos dirigimos al pico de Peguera. Los últimos metros, bastante aventureros, nos conducen haciendo pequeñas trepadas hasta los grandes bloques que conforman la cumbre.

Desde aquí arriba podemos observar la alternativa fácil de ascensión al pico por el Coll de Peguera, que nosotros no seguiremos.

Tras admirar otras cumbres cercanas y lejanas y dibujar sobre la orografía a golpe de dedo el recorrido que nos queda, bajamos al Coll de Monestero para recoger nuestras mochilas y continuar viaje.

Dos participantes deciden también subir al Pic de Monestero, el cual desde el coll del mismo nombre y sin nieve, no presenta mayor dificultad.

Retomamos desde el coll el sendero de Carros de Foc hasta una colladeta desde la que podemos ver el Estany de Llastra. Desde allí en dirección Sur tomamos el GR11.20, llaneando brevemente junto a los innumerables cursos de agua que encontramos en el parque natural. Encontramos un cartel que dice que a Colomina ¿tres hoooooraaaaas? (¿coooomooo?? ¡Pero si estábamos terminando!), y un repecho junto a otro pequeño río (o gran arroyo) nos sorprende. Aun así seguimos implacables las estacas señalizadas como gr y no tardamos en plantarnos sobre las presas abandonadas (da la impresión que hace tiempo), por las aguas del Estany de Saburó.

Pasamos sin mayor complicación por el vertical Pas de l´Os, facilitado en algunos puntos con escalones, y no tardamos en llegar al borde del Estany de Colomina que bordeamos completamente por la derecha siguiendo el track que llevamos. Unas chicas hacen top less en la orilla, ignorando olímpicamente al flujo continuo de gente que pasa por allí.

El refugio claramente acaba de restaurarse, quedando a la vista algunos elementos del refugio original, y huele a madera.

Todo está limpio y nuevo, y aunque el precio de la ducha es algo excesivo, resulta agradable y confortante.

Después de la ruidosa cena, las mesas tiemblan bajo trampas y estrategias desplegadas en el ya tradicional Pumba pre-cama.

Día 5 Julio, Miércoles: Colomina - Subenuix - Estany Long

Dos participantes se dirigen a Estany Llong por la alternativa corta, siguiendo las balizas de Carros de Foc. El resto volvemos de nuevo rodeando el lago de Colomina (para desilusión de algunos esta vez sin chicas en top less), y llegamos a las presas para empezar a subir por un pequeño valle a la izquierda del camino y a la derecha derecha del Pic de Pales de Colomina, siguiendo restos ocasionales de hitos.

La subida es potente y nos obliga a concentrarnos e intentar economizar fuerzas.

A mitad de subida un participante se da cuenta de que se ha dejado el piolet en el refugio (ditasea!) y se tiene que bajar a por el dichoso aparatejo. Le damos una emisora y quedamos con él en la zona del Estany Morto para iniciar la subida hacia el pico Subenuix juntos. Él la acometerá desde el trazado de Carros de Foc, pues si volviese de nuevo por donde seguimos nosotros se eternizaría.

Pasados los Estanys dels Vidals de Damunt, otro pequeño repecho nos conduce a la Collada des Carboneres en la que paramos unos minutos.

Dos participantes suben al Pic dels Vidals emisora en mano y el resto bajamos por el valle hacia el Estany Morto.

Más o menos vamos siguiendo hitos bastante claros al principio pero dispersos después (multitud de hitos para multitud de posibilidades), pero el terreno es muy irregular y cada cual prefiere pasar por donde le parece. Se produce un desparrame general, aunque todos nos reunimos prácticamente llegando al estany.

Allí remoloneamos un poco para dar tiempo al participante que olvidó el piolet a llegar a nuestra altura y esperar de paso a los participantes que han hecho el extra del pico.

Sobre nosotros el Subenuix espera silencioso.

Tras el descanso continuamos remontando metros hasta la Collada dels Gavatxos y más o menos la mitad del grupo se anima a subir el pico extra de hoy, el Subenuix.

Es un pico sencillo con algo de cresteo al final, y las vistas son estupendas. Eso sí, resulta algo más largo que el Peguera, así que al volver al collado el resto del grupo no ha esperado, prefiriendo continuar con la bajada.

Hacemos lo propio, rodeando primero las Agulles del Perdut que vemos a nuestra izquierda. Después seguimos hitos y track para alcanzar la entrada un barranco, una de esas bajadas que encuentras a veces puñeteras, vertical y delicada.

Sin percances terminanos en el Estany Perdut en el que un azulón ha establecido su residencia veraniega.

Comemos tranquilamente sentados allí y continuamos en busca de hitos y camino, no sencillos de encontrar. Al acercarnos al Estany Llong la cosa mejora terminando la travesía de hoy en pista hasta prácticamente el mismo refugio. Vemos mucha gente bañándose en el estany.

A toro pasado encuentro que eso mismo tenía que haber hecho yo, darme un baño en el estany, porque la ducha en el refugio resulta una decepción. Después de esperar más de una hora para ducharme, a los dos minutos el agua empieza a salir fría. Intentar ir al baño también es tarea imposible por la cola infinita y, debido a los olores, muy muy muy desagradable. Estamos todos como piojos en costura. Muy malas sensaciones en este sentido.

El refugio es muy pequeño y además venden más plazas de las que disponen, así que a las diez menos cuarto nos echan a la cama o a la calle, para que los que duermen en el comedor puedan dormir. Curiosamente el grupo que duerme en el comedor es uno de los que está jugando a las cartas y piden que nos dejen más rato… Pero ni caso… nos echan a todos.

Día 6 Julio, Jueves: Estany Long - Punta Alta - Ventosa 

El desayuno contado al milímetro, en lugar de pan hay biscottes y no se puede repetir. Me recuerda un poco a aquellos frugales desayunos de antaño del Elola. Si lo llego a saber me subo unas magdalenas, como solíamos hacer.

El guarda del refugio insiste (antes de empezar la travesía y hoy de nuevo) en que para el pico de hoy hacen falta crampones y piolet, y muchos optan por alternativas; Gran Tuc de Colomers, Pic de Contraix, o ambos.

También insiste en que la etapa de Carros de Foc es muy dura y nos desaconseja hacer extras.

Comenzamos bajando al rio y cruzándolo por el estupendo puente que hay sobre él.

Tras cruzarlo comienza la subida, no muy intensa, pero si constante. Vamos ascendiendo metros, dejamos a nuestra derecha el Gran Tuc hacia el que dos participantes se encaminan, y rápidamente llegados al Estany de Contraix desde el cual tenemos una vista perfecta del vertical Collado de Contraix. El trasiego de gente es continuo.

Hacemos una breve parada antes de continuar siguiendo las estacas de Carros de Foc, y es en este punto donde se produce la dispersión: los que van a Punta Alta aceleran, los que van a Pic de Contraix también, y los que nos queremos tomar el día de relax, nos lo tomamos...

Tras pasar el collado, enfrentándonos a la vertical bajada y a los neveros de nieve apelmazada y en perfecto estado para progresar por ella sin crampones, nos echamos una descomunal siesta, tan larga como lo que tardan los compañeros en subir y bajar el pic, y pasar el Coll de Contraix.

Tras recibir noticias de los participantes que estaban en el Tuc de Colomers, emprendemos la bajada, no vayan a adelantarnos los otros y hoy tampoco podamos elegir buenas camas.

Mientras esquivamos bloques la lluvia hace acto de presencia, aunque brevemente. Menos mal que es breve, porque esos bloques resbalan terriblemente cuando están húmedos.

Pronto llegamos al Estany de Gran Colieto y lo rodeamos por la derecha. Durante toda la bajada hemos disfrutado del sonido del agua discurriendo por debajo del roquedo y a nuestro alrededor. Pasamos por encima del río un par de veces para terminar subiendo los últimos metros de cuesta que nos conducen al refugio de ventosa.

Ducha gélida para la que no hay que esperar cola y más siesta tras la comida para algunos de los participantes. Los demás van llegando escalonadamente, y los que suben el Punta Alta nos confirman que no es necesario el material invernal para subirlo, en contra de las exageradas advertencias del guarda del Estany Llong. Han paseado el equipo toda la semana para nada. Eso sí, se han puesto más fuertes que un bombero.

Como habíamos supuesto tras consultar el mapa, la etapa, para cualquiera que salga a la montaña con cierta regularidad, se queda en apenas una mañana de actividad. Imagino que están acostumbrados a “peregrinos” y que por seguridad, tienen que ponerse en lo peor.

Durante la cena sigue llegando gente, aunque en otras ocasiones he encontrado este refugio más lleno.

Pumba hasta el toque de queda y a dormir, que mañana terminamos la travesía y nos vamos a un ¡hotelazo! 

Día 7 Julio, Viernes: Ventosa - Conangles

Mucho mejor nuestro desayuno de hoy, al menos nos dejan repetir de todo y hay variedad. Además nos ayudan a improvisar una tarta para dar una sorpresa al cumpleañero de hoy. Todo el refugio se une al rápido feliz cumpleaños que cantamos a toda una leyenda del club: Pepe Zapata.

Un pequeño caos mañanero y al final todo el grupo menos tres participantes (que van a buscar su camino por otros collados), seguimos el track, que va esquivando lagos hasta el Coret de Oelhacrestada, desde el cual gran parte del grupo decide ascender al Montardo dejando las mochilas escondidas para subir ligeros.

Incluso Pepe y la ampolla de su pie suben diligentes, imaginamos que para celebrar su cumpleaños como está mandao. Diez participantes hacemos cumbre y otros tres continúan la marcha hacia Conangles desde el Coret.

Mientras nos preparamos para subir, un helicóptero hace acto de presencia, primero depositando a unos operarios del parque y apenas diez minutos después un montón de material. Hoy su jornada consistirá en renovar los postes indicativos del parque natural. Aprovecho para agradecer su trabajo, que facilita enormemente nuestras excursiones.

Desde el Coret el Montardo queda a tiro de piedra y se sube y baja rápidamente. Sin una gota de nieve, no entraña más dificultad que la física.

La bajada hasta el Refugio dera Restanca es cómoda y nos permite examinar el terreno a nuestra izquierda, por el que discurre el track. El grupo de nuevo se divide: Pepe y yo bajamos por el gr para no alargar más la jornada, y los demás siguen hacia el track planeado, subiendo al primer collado mientras nosotros les observamos plácidamente sentados al sol en el refugio. Olé!

Da pereza, pero hay que ponerse en marcha. La primera bajada promete otra subida intensa, para compensar. En el valle vemos las ovejas y oímos a las marmotas rompiendo el silencio.

Nos concentramos en seguir por el buen camino y poco a poco vamos ganando metros, llegando  al Estanh de Rius y a su Port, desde el cual comienza la bajada infernal.

Comemos tranquilamente sentados justo pasado el port para evitar el viento y con fuerzas renovadas nos ponemos en marcha.

Desde aquí ya escuchamos la carretera al fondo, y la pendiente es bastante pronunciada. Los bastones no están de más para descargar las rodillas.

Nos aproximamos al fondo del valle y cerca de una pista encontramos marcas de una carrera que discurrirá al día siguiente por la zona.

Las marcas nos ayudan a decidir el camino y llegar puntuales al Refugio de Conangles, donde algunos de los compañeros están liquidando la provisión de cervezas del refugio.

Día 8 de Julio, Sábado: Besiberri S.

(Relata la jornada: Luis M. Plaza)

Tras el reconfortante desayuno ofrecido por el alojamiento, y una vez transportados en los vehículos hasta el aparcamiento del refugio de Conangles, algunos participantes de la travesía junto con los llegados el fin de semana, emprendemos el intento de ascensión al pico Besiberri Sur por la ancha pista que discurre paralela a la Noguera Ribagorzana. En este inicio de la marcha caminamos acompañados de los ánimos que los espectadores daban a los corredores de una carrera de montaña que, casualmente se celebraba en ese mismo lugar y momento.

Tras unos cientos de metros abandonamos la pista girando a la izquierda y tomamos el sendero que se adentra y sube por el bosque de la zona de Conangles. Es estrecho, sinuoso y pendiente. Sin embargo el estupendo desayuno, la fresca temperatura y el bonito paisaje boscoso aligeran y alegran el inicio de la ascensión.

Siguiendo el sendero, que atraviesa hasta en tres ocasiones una ancha pista hacia el lago próximo y se asoma varias veces al río ahora formando bulliciosas y blancas cascadas, llegamos a una primera meseta, ya a la altura del gran lago (Besiberri), que rodeamos por la orilla derecha entre bloques de mediano tamaño.

Una vez llegados al a cabecera del lago, continuamos atravesando la gran alfombra verde que se extiende a nuestros pies, hasta la siguiente masa forestal, formada también por vetustos y frondosos abetos principalmente.

La pendiente, esta vez menos pronunciada que la primera nos dirige a otra plataforma horizontal, herbosa y pedregosa, profusamente surcada por hilos de agua.

A nuestra izquierda, unos veinte metros más arriba  nos observa el pequeño y cúbico refugio Besiberri.

 

 

Más adelante, y junto a un gran bloque de roca desprendida de las cumbres, nos reunimos y empezamos a organizarnos en grupos, según tengamos intención de: no continuar el ascenso, intentarlo, y los que están decididos a llegar a la cima a toda costa.

Para este entonces, el cielo se nos muestra muy cubierto y la sensación de humedad en el ambiente es clara.

Ya organizados y descansados de la primera parte del ascenso, el grupo de diez integrantes empezamos a movilizarnos en dirección a la plataforma del valle que conecta con el vertiginoso corredor final cuyo complicado ascenso (por su verticalidad y la extrema descomposición de sus materiales) conducirá a los más intrépidos a la cresta que queda a la izquierda y ya a pocos metros de la cumbre.

La parte central de la plataforma final, semi horizontal y de unos trescientos metros de longitud se encuentra totalmente cubierta por nieve blanda hasta el inicio del corredor.

La cabeza del grupo descubre una línea de hitos que ascienden por la izquierda del valle, entre grandes bloques, a media ladera entre la nieve central y el refugio. Para mantenernos en estructura grupal compacta, los demás decidimos seguir a la cabeza por estos hitos, y así de paso evitar la nieve. Ascendemos, como digo hasta la altura del inicio del empinado corredor y nos detenemos a valorar la situación. Debemos ser rápidos en nuestras decisiones, ya que el tiempo está empeorando con rapidez, empieza a llover y  a hacer viento y frio. Lo cierto es que desde esta posición, el corredor se antoja aún más inaccesible. Hay fuertes ráfagas de viento, sobre todo en la parte más alta, justo donde es más vertical y descompuesto y los agarres seguros son casi inexistentes.

Grandes bloques de roca, algunos de ellos de altura muy superior a la de una persona se han desprendido recientemente del corredor y observamos que han quedado desperdigados por la base. No tienen nieve encima, por lo que deducimos que se han desprendido muy recientemente.

Cinco personas del grupo deciden avanzar los doscientos metros que nos separan de la base del corredor para evaluar con más precisión la situación. Los demás mantenemos nuestra posición a la espera del veredicto de los más capaces.

Vemos que cinco de ellos comienzan a intentar el ascenso por el corredor. Observamos que lo hacen de forma muy dificultosa, con mucha lentitud y mayor precaución, desprendiendo frecuentemente  en sus intentos de progreso grandes piedras. Afortunadamente cada uno de ellos ha elegido diferente verticalidad y las piedras solo les pasan al lado.

Transcurre un largo rato que se nos hace eterno, observando preocupados como nuestros compañeros progresan a paso de hormiga y  con gran dificultad por el corredor. Y súbitamente un potente rayo cruza el valle y lo ilumina desde el cielo hasta mucho más abajo de donde nos encontramos. Inmediatamente después, un amenazador trueno estalla justo encima de nuestras cabezas y nos aclara las ideas: “hoy no vamos a hacer cumbre aquí. No es prudente intentarlo ”. Así que los cinco que aún no habíamos iniciado el acenso del corredor y dos de los que ya lo estaban intentando nos damos la vuelta, con rabia y sentido común a partes iguales.

Los otros tres están ya a medio corredor y consideran que es más fácil terminarlo que bajar por la pared húmeda y descompuesta por la que acaban de subir.    

Iniciamos la bajada con la mirada puesta una y otra vez sobre nuestros compañeros que se han quedado en el corredor, pero ahora la roca esta mojada y hay que tener cuidado.

Mientras descendemos, la tormenta cesa inesperadamente e incluso empieza a despuntar el Sol. Pensamos en los compañeros de arriba y sentimos un gran alivio. Una vez superada la parte más delicada de bloques, decidimos continuar por el sendero que llega hasta el refugio, y del refugio al lago por su camino, y así evitar la trepadas que hicimos en este tramo de la subida.

Una vez llegados a las inmediaciones del lago, y ya con el tiempo atmosférico totalmente estabilizado, decidimos establecernos en campamento y esperar a los compañeros. Al rato (más o menos una hora y poco) vimos con alegría que habían finalizado con éxito el ascenso a la cima del Besiberri, habían descendido por una vía más sencilla desde el Comaloforno, y se acercaban ya a nuestra posición.

Tras las merecidas felicitaciones, momentos de descanso para ellos y fotos de grupo, continuamos todos juntos ya, el tramo final de descenso sin novedad y por el mismo camino que a la subida.

Día 9 Julio - Domingo: Mulleres

Tras despedirnos de la mayoría, que vuelve a Madrid sin realizar actividad, nos acercamos al parking de la boca del túnel, donde dejamos nuestros coches y nos preparamos para dar un corto paseo.

Verdes prados y buen tiempo de momento nos animan a emprender el camino a los cuatro que vamos en el coche.

Un ascenso tranquilo y sencillo nos va llevando a la primera terraza, pasando junto a un torrente con piedras rojas que convierte el tramo en uno de los más bonitos del día para mí. Al darnos la vuelta frente a nosotros los Besiberris nos invitan a volver, pero tendrá que ser otro día.

En esta zona una compañera se resiente un poco de una pierna y por no forzar demasiado decide volver para esperarnos en el coche.

Los demás continuamos hacia arriba siguiendo el camino perfectamente hitado y muy sencillo de seguir. En la siguiente terraza enormes piedras redondeadas se convierten en nuestro suelo, y nos devuelven el resuello al disminuir la inclinación del terreno.  Encaramado en una de las grandes losas podemos ver el Refugio de Molieres y un poco más adelante encontramos el primer Estanyet de Molieres, donde nos encontramos a parte de los compañeros del fin de semana que han decidido bajar por no llevar material invernal, y nos bajamos con ellos.

 

 

El cielo amenaza lluvia y bajamos con rapidez por si conseguimos evitarla, pero en la última media hora terminamos por mojarnos algo. Las rocas resbalan mucho y tenemos que aminorar la marcha, aunque no cae intensamente y lo hace de forma intermitente y llegamos a los coches relativamente secos.

Durante el viaje recibimos confirmación por parte de los que hicieron cumbre de que estaban sanos y salvos en su coche y camino ya de Madrid.

Agradecimientos: Gracias a todos los participantes por el buen rollo general y la colaboración prestada a lo largo de toda la actividad. Y muchíiiisimas gracias también a Pedro Cristóbal por su ayuda en el tema contable, y por supuesto a los escritores de las jornadas no escritas por mí. 

Fotos: Ricardo Muñoz, Javier Castaños, Pedro Bravo.

¡HASTA PRONTO!